Perece ser que la Seguridad Social detectó, en 2015, que abonaba la pensión a una fallecida en 1998, lo que llevó a reclamar las cantidades ingresadas a la entidad bancaria, donde estaba domiciliado el pago mensual y la pagas extra, claro; hasta un total de 200 euros.
La Policía Nacional de Málaga se hace cargo del caso, comenzando a investigar a los familiares de la finada, hasta dar con un nieto como supuesto responsable de la retirada del dinero, utilizando los cajeros automáticos, a los que accedía con la cartilla de ahorros de la fallecida.