Cada día una sorpresa, de esas en las que, “la realidad supera a la ficción”. Por repugnante que parezca, ha ocurrido en Algeciras (Cádiz), y ha ocurrido, probablemente, durante más de un año. Tiempo en el que dos mujeres y dos hombres marroquís, vieron una oportunidad de negocio en la desdicha de sus compatriotas y, además de beneficiarse de las ayudas sociales, obtener pingües beneficios, con secuestros canallas.
La colaboradora española
Los 4, más una colaboradora española, ya están en prisión; decisión que el juez ha tomado sin contemplaciones, ante la gravedad de los hechos descubiertos por guardias civiles, tras una larga investigación que arrancó, en agosto de 2017.
Sin escrúpulos
Estos 5 sinvergüenzas, esperaban a las pateras que llegan a la costa del Campo de Gibraltar, procedentes de Marruecos, y examinaban visualmente a los migrantes, a los que auxilian los voluntarios de Cruz Roja.
El engaño en La Bajadilla
Tras un sondeo, elegían a aquellos que decían tener familiares ya asentados en España, lo que hacía sospechar a los 5, que sus allegados tenían posibilidades de juntar algún dinero. Con el engaño de llevarles hasta ellos, los sacaban del centro de acogida y, en coches, les llevaban hasta una vivienda del barrio de La Bajadilla, en Algeciras.
Encerrados
Dentro del piso, los encerraban en habitaciones, les quitaban sus teléfonos móviles y los pocos enseres que podían tener, y eran interrogados más exhaustivamente, para estimar qué cantidad podían solicitar a sus familias.
Ellos y ellas
Luego, les llamaban y les pedían un rescate de entre 500 y 2 euros, según las posibilidades que los secuestradores estimaban. Mientras todo esto transcurría, los dos marroquís se dedicaban a captar a más migrantes, llevarles al cautiverio y pedir el dinero; y ellas, a custodiar a los secuestrados.