A finales de abril, agentes de la Guardia Civil de Almería, arrestan a F. C. I., de 30 años, vecino de Roquetas de Mar, al que buscan desde hace un mes las autoridades judiciales de Rumanía, por un intento de homicidio en aquel país.
Los hechos habían ocurrido en junio de 2014, mientras F. C. I. estaba en una cárcel rumana cumpliendo una pena de más de 10 años, y apuñaló a un funcionario de la prisión. De alguna manera, el recluso parece que se escapó y se vino a España.
Aquí, el 13 de febrero, guardias civiles y policías locales de Roquetas, le arrestan como presunto autor de un delito de robo con fuerza, un delito de ocupación ilegal de vivienda, delito de usurpación de estado civil, delito de falsedad documental y un delito de lesiones.
Bueno, no pasa nada; vuelve a las calles almerienses, hasta que, el 26 de abril, F. C. I., acude a la comisaría para denunciar que le han hurtado su teléfono móvil. Menos mal que, para entonces, ya había constancia de la orden internacional de detención y entrega a la Justicia de Rumanía.