Francisco Javier López Padilla desapareció el pasado martes 26 de abril en Málaga, después de haber acudido al Hospital del Guadalhorce tras manifestar a su esposa que se encontraba mal. Una vez que se denunció la ausencia, las autoridades activaron el protocolo de búsqueda urgente. Posteriormente, su vehículo apareció calcinado en Las Castañetas, situado en Campanillas. El 30 de abril, al mediodía, apareció su cuerpo sin vida en dicha barriada. El cadáver fue localizado en unos cañaverales junto al margen del río.
Tras la autopsia realizada por los forenses en el Instituto de Medicina Legal, se ha determinado que sufrió múltiples puñaladas en diversas zonas del cuerpo. Para ello, se utilizaron varias armas: un punzón, un machete e incluso un hacha.
El subdelegado del Gobierno, Miguel Briones, ha informado a los medios de comunicación que las autoridades intentan aclarar cuántos individuos participaron en el crimen. Asimismo, ha hecho hincapié en que la investigación señala una “especial virulencia” en las “agresiones infligidas” a la víctima. Cabe destacar que los investigadores consideran que pudo fallecer días previos a su localización o incluso la misma noche en la que desapareció.