La primera de estas dos operaciones ha dado con la banda que asaltaba locales de hostelería en Alicante y Valencia; mientras que con la segunda ha caído una red que, a través de Internet, ha estafado a más de 100 turistas con falsas reservas de hotel.
En la investigación TRAPAVALL, realizada por guardias civiles de Xativa (Valencia), e ha detenido a 4 hombres, sospechosos de asaltar 60 locales de zonas hosteleras de municipios del interior del norte de Alicante y del sur de Valencia.
El modus operandi era muy similar en todos los golpes que se les imputan, forzar los establecimientos hosteleros en la comarca de Vall d´Albaida y la de Alt Vinalopo de Alicante, para robar el dinero de las máquinas tragaperras, las expendedoras de productos y tabacos, y las cajas registradoras.
El grupo estaba asentado entre las localidades de Gandia (Valencia) y Gayanes (Alicante). Se han realizado registros en dos domicilios en ambos municipios y se han incautado diversos objetos, así como ropa, teléfonos móviles, que los vinculan con la comisión de los delitos.
Estafas por Internet
En otra operación, de la Guardia Civil de Xátiva, se ha detenido a una persona y se ha imputado a otra más, acusados de más de 100 estafas donde los autores realizan ‘pishing’ de alojamientos rurales.
Desde noviembre de 2016, la Guardia Civil investigaba un fraude en Chella (Valencia), por estafas nacionales e internacionales, al hacerse pasar por propietarios y gestores de páginas web y alojamientos turísticos. En las investigaciones se comprobó que eran 2 hombres que suplantaban la identidad de terceras personas.
Ingeniero
Así, se ha detenido a un hombre de 46 años, e investigado a otro de 41, ambos españoles, por su implicación en delitos continuados de estafa, usurpación de estado civil y falsedad documental. El detenido es ingeniero informático.
Parece que los encausados copiaban una web para que pareciera original y captaban datos de las casas rurales, de varios portales de gestión de alquileres. Cuando algún cliente decidía alquilar un alojamiento, al ponerse en contacto con el propietario de dicha casa rural, era desviado al correo electrónico de los acusados.
Los estafadores se hacían pasar por los dueños de las casas, enviando a los clientes un contrato de arrendamiento falso, con los datos de los propietarios para hacer más creíble el engaño, y les pedían el pago del total o parcial del alquiler. Antes de que las personas estafadas pudiesen darse cuenta y anular las transferencias, retiraban el dinero.
El volumen de lo estafado, podría ascender a más de 70 euros, y se tiene constancia de más de 100 personas perjudicadas.
