Tras 72 horas de la desaparición de Gabriel Cruz, de 8 años, en Níjar (Almería) y los 15 días largos que transcurren desde la última vez que se vio a Paz Fernández Borrego, gijonesa de 43 años, pasear a su perro, Bronco, por las calles de Navia (Asturias), parece imposible retomar una cierta calma sobre las desapariciones.
100 metros. Es insólito que a las 15:30h un niño recorra una distancia de 100 metros y no quede rastro visible de él: ni ruidos, gritos, auxilios, señales. ¿Nunca nadie ve nada?, ¿dónde está? Otro caso que sensibiliza a los padres, hacia el temor a que sus hijos vivan un minuto solos. Y tampoco los adultos.
Paz, Manuela, Francisca… Sin Paz Fernández, desde el 14 de febrero; sin Manuela Chavero, desde el 5 de julio de 2016; sin Francisca Cadenas, desde el 9 de mayo de 2017; sin Malén Zoe Ortíz, desde el 2 de diciembre de 2013… Decenas de nombre y vidas que se quedan en aniversarios, recordatorios y renglones.
SOS Desaparecidos. La labor de SOS Desaparecidos es imprescindible y loable la premura con la que difunden cada uno de estos, demasiados, casos de ausencias inexplicables, que se han convertido en vivero de especulaciones, hipótesis, teorías… y, nada; excepto, que ya forman parte de la historia cotidiana, que con cada nueva alerta resurge y volvemos a nombrarles.
Desesperación. Las voces de familiares y amigos son un lamento, y su existencia se convierte en la búsqueda incansable de la persona a la que quieren. La razón no alcanza a explicar las circunstancias de tantas y tantas desapariciones, pero sí conduce a sospechar que en estos casos señalados no hay voluntad de irse; hay un secuestro, un rapto del todo, cuyas razones, por el momento, se desconocen; mientras los captores están libres.