Algunos no sólo no aplican la frase, sino que piensan justo lo contrario. Es el caso del ex secretario general del Partido Socialista, Pedro Sánchez. Y no es el único.
Cuando el 1 de octubre del año pasado anunciaba su dimisión en el partido, muchos -entre los que me incluyo- anunciaban que era un hasta luego. Desgraciadamente así ha sido. Ni el tiempo dejado pasar por la gestora para que las aguas volviesen a su cauce ha sido suficiente para que Pedrito se retirase definitivamente de la política. Qué tendrá el poder que nadie quiere dejarlo. Porque lo de servicio público, como así se ha defendido siempre a la política, empieza a no colar o por lo menos a estar en duda; sólo hace falta echar un vistazo a los privilegios de los que algunos siguen disfrutando una vez que han dejado de ser algo en la actividad parlamentaria. Ayer mismo publicaba ABC el caso Bono.
La fragmentación del Partido Socialista es tal, que ni Barones ni militantes saben por dónde va a explotar. De momento son dos los candidatos (López y Sánchez), pero todo el mundo está esperando el paso al frente de Susana Díaz. Tengo la sensación de que es la única que puede hacer oposición a Pedrito. Este se va a pasear por toda España recaudando votos. A la Universidad no quiere volver. Las preguntas que quedan en el aire son obvias: ¿El candidato elegido en primarias podrá disputarle el gobierno al PP? ¿Saldrá un partido unido o volveremos a vivir algo semejante al bochorno de la investidura? ¿Dejará Pedrito de incordiar a su partido en caso de no ser elegido? ¿Quién será el líder andaluz si Susana sale elegida como secretaria general? Muchas preguntas todavía sin respuestas.
Veremos qué sucede en las filas socialistas en los próximos meses. Para suerte de Podemos -otro partido en pleno caos- es un alivio ver cómo está su principal amenaza electoral. Mientras unos y otros se matan por el poder, Partido Popular y Ciudadanos trabajan intensamente para devolver la estabilidad económica al país.
No es el único
El caso de Pedrito no es aislado, sino uno más de una lista interminable. Que se lo pregunten al Partido Popular en la figura de José María Aznar. Con lo laborioso que ha sido lograr un gobierno popular y que todavía haya algunos dentro del partido que no ayuden a consolidarlo. Eso pensará Mariano de quien le puso a dedo al frente del partido. José María es como el perrito del hortelano: no aparezco en las citas importantes del partido, pero lanzo dardos envenenados allá donde puedo. Es un buen momento para que Mariano se apoderase de unas de las frases características del ex presidente del gobierno: “España va bien”.