Las mentes difíciles y las historias complicadas son un trabajo enrevesado, y más si se pretenden plasmar en un libro. No siempre se consigue que los lectores aguanten, durante 800 páginas en este caso, toda la retahíla de problemas y complicaciones que les van surgiendo a los diferentes personajes que conforman esta novela de la periodista Júlia Navarro.
Thomas Spencer es un joven que lo tiene todo… Una familia que lo quiere, dinero, posibilidades de hacer y estudiar lo que desee, alguna que otra joven que desearía que se fijara en ella… Pero no ama a su familia, no quiere hacer nada, salvo sentirse poderoso y arruinarle la vida a los demás.
COMPRENDER O DEJARSE LLEVAR
El protagonista se convierte en un publicista reconocido, pero no anda solo… Lleva consigo dramas, peleas, sufrimiento y algunas muertes a sus espaldas. Aunque esta novela está catalogada como moderna, contemporánea o actual, podría describirse también como un resumen psicológico de la mente de una persona que hace cosas de las que jamás se arrepiente, que tampoco intenta ocultarlas, y por las que tampoco sufre. Por lo tanto, no hay que intentar comprender por qué hace lo que hace o dice lo que dice… ya que tampoco lo vamos a descubrir, sólo dejaros llevar…
Lo mejor de este libro es la libertad que encuentras, no te dice qué es lo que tienes que pensar sobre el protagonista o sobre las acciones de los demás personajes. Por eso puede que haya tantos detractores de esta obra, es la típica que te gusta o no… no hay término medio. Todo está en la mente de cada uno… y el final, cada lector lo acoge como prefiere.
Ningún personaje es igual a otro, cada uno tiene su propia vida, su intensidad. Y a parte del protagonista, a ninguno hay que destacarlo sobre otro, porque todos forman un todo, el todo de un problema, que no sabes cómo va a terminar hasta que literalmente se llega a las últimas diez páginas de la novela.
La emoción no es igual en todo el trayecto, las primeras páginas se podrían parecer a cualquier película americana que trata sobre la familia y sus desencuentros. Pero todo empieza a ponerse emocionante cuando Thomas Spencer decide el camino que quiere seguir y el que hará de hilo conductor de toda la historia: la publicidad, el dinero y el poder.
TENER SIEMPRE EL PODER
Es lo único que quiere el protagonista en todos los momentos de su vida, tener el poder. Los que parecen no ser tan importantes, consiguen serlo y crean una trama llena de intriga en el que parece que sabes lo que piensan y lo que van a hacer los personajes pero que puede que al cambiar de página te sorprenda. El carácter de Thomas no es fácil de tratar, llega a desquiciar al lector, durante todas sus páginas esperas a la persona que le va a plantar cara o le va a parar los pies, pero siempre tiene la solución. Una solución que como pasa con los buenos libros, no sabes cuándo llegará, y sólo aparece al final.
Como decía puede que os guste o no, pero a los que tengan la mente abierta y no esperen un “…vivieron felices y comieron perdices” conseguirán hacer de esta historia, el estudio de una mente extraña. En definitiva, la “Historia de un canalla”.