Galicia arde, Asturias arde…el norte de España está en llamas. El fuego quema, desde hace unos días, montes, pueblos y aldeas y miles de personas pelean por frenarlo. Profesionales y voluntarios se están dejando la piel para sofocar unos incendios… y junto a la piel se están dejando el alma. Por eso es doblemente triste ver cómo algunos intentan aprovechar la situación para hacer política.
Con las llamas aún prendiendo los árboles, con los cuerpos de los fallecidos aún sin sepultura y las lágrimas de miles de personas aún en sus mejillas, unos pocos han decidido que ya es hora de sacar rédito de la desgracia y atacar al que piensa diferente manchando sus manos de ceniza.
Twitter es, estos días, un hervidero en el que, entre mensajes de solidaridad, se pueden encontrar dedos acusadores que ya señalan a unos y a otros como culpables de los fuegos… olvidando que los verdaderos culpables aún andan sueltos y son aquellos que prendieron las llamas.
[Sumario]
Es muy triste que haya quien quiera sacar provecho de algo tan terrible, que haya quien aproveche la situación para atacar al adversario político. Es muy triste que nos encontremos mensajes en los que se hace mofa de aquellos que llevaban las banderas de España estos días, preguntándoles dónde está ahora su patriotismo y por qué no van a Galicia a luchar contra el fuego. Es muy triste que, incluso en situaciones como esta, aún haya gente que se dedique a crear confrontación en lugar de ayudar.
Ya en el siglo XIX Otto von Bismarck hizo la siguiente afirmación “España es una nación tan fuerte que lleva siglos tratando de autodestruirse y no lo consigue.” Estas últimas semanas, esa frase parece cobrar más sentido que nunca. Ha sido gente de la tierra, de Galicia, la que ha prendido el fuego; es gente de la tierra, de España, la que en lugar de ayudar intenta sacar rédito y es también gente de España la que ignoró los incendios durante horas, por estar pendiente de lo que decía Puigdemont… para que luego no dijese nada.
Pero al mismo tiempo es gente de la tierra, de Galicia, la que está luchando con cubos y mangeras contra las llamas. Es gente de la tierra la que nos está dando una lección a todos y demostrando que, solo unidos, se puede vencer. El problema es que España, como siempre, olvidará pronto esa lección y solo se centrará en buscar al político de turno para culparle. Que triste es que, al final, todo se reduzca a un puñado de leyes y un puñado de cargos. Y que triste es que haya quien ya quiera reducir todo a eso.
Porque, obviamente habrá tomar medidas políticas para evitar que ésto vuelva a ocurrir y habrá que revisar si se hicieron las cosas de forma correcta… pero ahora no es el momento. Ahora es momento de combatir las llamas, de ayudar al pueblo gallego y al asturiano y de atrapar a los indeseables que se han cargado nuestra tierra. Ahora es tiempo de pensar cómo recuperar el monte y cómo hacer que aquellos que lo han perdido todo salgan adelante. Ya habrá tiempo, después, de entrar en política.