Pasaban pocos minutos de las 5 de la tarde en Barcelona y en un lugar tan señalado, tan turístico y a la vez que tanto representa para una ciudad cosmopolita como es la capital catalana llegaba el terror a bordo de una furgoneta. Un total 13 víctimas, entre ellas un niño. ¿Se puede ser más cobarde? ¿Se puede ser más ruin? Es imposible amar menos la vida que esas personas (por llamarlos de alguna forma) que amparándose en una religión como el Islam matan indiscriminadamente a todo aquel que piense diferente a ellos.
En un primer instante se sembró el caos en Barcelona y las informaciones iban saltando como las ascuas de una hoguera. En las redes sociales aparecían y crecían como la espuma las imágenes de los atentados, imágenes con ningún valor informativo pero que como casi siempre, otorgaban morbo a todo lo que estaba pasando. Poco después empezaron a aparecer imágenes de gatitos tal y como sucedió en Bélgica, evitando así la difusión de escenas desagradables y también entorpecer la labor policial.
La policia evita otra masacre en Cambrils
Cuando parecía que el día había puesto du punto y final. Llegaba información desde los Mozos de Escuadra de una operación en la localidad costera de Cambrils. Esta se saldaba con 5 terroristas abatidos y una mujer apuñalada que se convertía en la víctima número 14 de este fatídico 17 de agosto de 2017.
Héroes anónimos
Ciudadanos en general, cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, dueños de restaurantes, hoteles, en definitiva todo el mundo intentó ayudar como buenamente podían e hicieron que los afectados se sintiesen un poco más arropados.
Barcelona está tocada pero Barcelona es demasiado importante por su historia, por su gente y por su diversidad como para no volver a mirar al frente y decirle NO al terrorismo. El terrorismo jamás podrá ganarle a las ganas de vivir de Barcelona, Cambrils y en definitiva de toda España. De norte a sur y de este a oeste de España, todos estamos con las víctimas y heridos de esta barbarie.