Últimamente me he preguntado por qué tantísimas personas desean tener éxito a cualquier precio. Cierto es que todos hemos soñado en algún momento en estar encima de un escenario, ya sea cantando, bailando, actuando… Ganar millones y tener una vida de lujos, que todos nos paren por la calle pidiéndonos fotos y autógrafos, pero algunos nos hacemos mayores y entendemos que hay cosas más importantes.
Hoy en día, viendo cómo están las cosas en el terreno laboral, tener un trabajo digno es algo extraordinario. Pero el éxito… ¡Ay! Qué bueno sería levantarse y tener la única preocupación de conducir el Porsche o el Jaguar, porque el dinero está asegurado.
Muy bien, pues [Sumario]si de mayores queremos tener éxito, aprendamos primero que significa esta palabra. Llegar a casa y después de una dura jornada de trabajo y saber que vas a encontrar a alguien al otro lado de la puerta que te va a mirar y va a sonreír de felicidad; recoger a los niños del colegio un viernes, preparar la comida y hacer un buen plan para el fin de semana con tu familia; trabajar en lo que te gusta y disfrutar de todo lo que se hace; ser protagonista de tu propia vida. En todas estas cosas está el verdadero éxito de la vida.
Posiblemente tenga un día sensible, viendo la lluvia caer, pensando en mi gente, en los problemas que tengo y que todos podemos tener, pero en estos días es en los que me doy cuenta que somos unos necios. Vale, lo reconozco, está muy bien tener sueños y disfrutar del éxito porque realmente es lo que se desea, pero no para que todos nos alaben, sino para cumplir un sueño.
Coger las riendas de tu vida y saber ser feliz con lo que se tiene, ese es el éxito que todos deberíamos desear.