La Selectividad está a la vuelta de la esquina. Tras las numerosas dudas que hubo el año pasado sobre cómo sería esta prueba de 2017, ya todos los alumnos de segundo de bachiller se preparan para superar estos exámenes que les abrirán las puertas a la universidad. Pero, ¿cómo prepararse para esta prueba? Los nervios y la cantidad de temario que estudiar pueden jugar en contra a la hora de presentarse la Selectividad.
Tres consejos de estudio:
Lo primero que debe hacerse es organizar. Cuánto tiempo se va a dedicar a cada materia, dentro de cada materia qué requiere más tiempo y qué requiere menos, cuánto tiempo al día se necesita para llegar sin agobio a los exámenes, etc. Aunque parezca algo sencillo, hay personas a las que les cuesta mucho organizarse y pueden precisar de cierta ayuda para no verse el último día con que el tiempo se les ha echado encima sin darse cuenta.
La realización de esquemas también es muy útil. Pese a que hay quienes consideran esta opción como una pérdida de tiempo, en realidad ese tiempo, en teoría, perdido que se emplea en realizar esquemas quedará recompensado con creces a la hora del repaso. No es lo mismo volver a mirar, página por página, todo un tema que echarle un vistazo a un esquema, ¿no? Además, la hora de recordar lo que se ha estudiado, será mucho más fácil hacerlo si tienes en la cabeza el esquema con la información. La memoria visual es muy eficaz en este sentido. De la misma manera, los dibujos o cualquier símbolo visual ayudan a recordar la información a la que se asocian.
No tiene sentido aprender de memoria. Esto es así, siempre. Pero hay quienes llevan estudiando toda su vida de memoria, aprendiéndose los puntos y las comas. A esas personas les resulta muy difícil responder a preguntas que están implícitas en los temas estudiados pero que no aparecen cómo tal en el temario porque, aunque puedan repetirlo como loritos, no lo entienden. Por lo tanto, en Selectividad, con tantos temas y asignaturas es muy difícil aprobar si solo se sabe repetir las cosas sin entenderlas, toda la información se mezclará en la cabeza y terminará siendo un desastre. Además, el entender, y no memorizar sin discriminación alguna, permite distinguir entre lo que es más relevante y lo que se puede pasar más por alto, de esta manera se aprenden las ideas, que es mucho más útil y, encima, es más rápido.
Por supuesto, cuanto antes se empiece a estudiar más interiorizados se tendrán los conceptos a la hora de enfrentarse a los exámenes. Por ello, siempre es recomendable estudiar día a día. La selectividad es una prueba temida por muchos, pero si se está preparado, no hay porque ponerse nervioso.