Boca seca, nervioso, manoteos, atemorizado y descolocado en una silla de contertulio sobre la que deberían de preguntarse, los que le convocan, si tan poco decoroso es que un político investigado no dimita como que un periodista sospechoso siga de comentarista o similar.
Marhuenda parece que confunde descalificar a una señora con ser machista, actitud de la que cree ser ajeno, porque tiene hijas y nombra a subdirectoras. A todas nos han llamado zorras y cosas peores, pero esas ‘palabritas’ ya son una amenaza velada del ‘voy a por ti’.
Amenazas y coacciones
Que los que estamos en este oficio conocemos de amenazas: pues sí; que ésas se resbalan, generalmente, desde ‘arriba’: pues sí; que hay listas ‘negras’, ‘rojas’ y multicolores: también.
Por qué no se aplica a Marhuenda la misma obligación de ‘irse’, que él pide para los presuntos corruptos o ladrones del pueblo ya condenados.
A Marhuenda se le seca la boca, porque como buen superviviente sabe que ‘cuando las barbas de tu vecino ve…’, y ya debe de sentir el aliento en la nuca, o no.
Ironías de la vida: dirige ‘La razón’.
Cuando necesitas tantas palabras para negar o afirmar taxativamente una acusación… qué sospechoso.
PD (Llamativo la de ‘amigos’ que tiene que defender, porque le dan penita sus historias tan tristes).