Estamos a una semana de que se ponga en marcha la primera sesión de investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, y buena parte de la ciudadanía se encuentra sorprendida y al mismo tiempo frustrada, ante la falta de un acuerdo de gobierno entre las fuerzas progresistas.
EL 28 DE ABRIL SE CELEBRARON LAS ELECCIONES GENERALES
Han pasado casi tres meses desde la celebración de las elecciones generales, y parece que nos encontramos en el mismo punto, tras confirmarse los resultados oficiales. Lo cual es incomprensible tras comprobar que dichos resultados dan una mayoría progresista y de Gobierno al PSOE como fuerza más votada, junto con Unidas Podemos y algunas fuerzas minoritarias.
Es ciertamente indignante e inadmisible para una mayoría de ciudadanos y ciudadanas, que representantes del PSOE y de Unidas Podemos se lancen a la cara contínuos reproches e incidan en sus diferencias, en lugar de centrarse en las cuestiones fundamentales, y en los puntos clave para de una vez formar un Gobierno progresista.
A gran parte de la ciudadanía le da igual la fórmula que eligan para pactar un programa y por tanto un acuerdo para formar Gobierno, lo importante es que se produzca el acuerdo y este país comience a dar solución a problemas sociales y económicos estructurales que viene arrastrando desde hace años, tras una política brutal de recortes por parte de la derecha del PP.
Es urgente que PSOE y Unidas Podemos cedan en sus posiciones, y la próxima semana se dé luz verde a un nuevo Gobierno que comience a atender las necesidades sociales que afectan a la ciudadanía como son el paro, la precariedad, la faacura de la luz, la mejora de los servicios públicos, la transición energética, la subida de los salarios etc...
O EL PSOE Y U.PODEMOS LLEGAN A UN ACUERDO O LAS DERECHAS GANARÁN Y GOBERNARÁN TRAS UNAS NUEVAS ELECCIONES
Sería un desastre para la mayoría progresista de este país, que el PSOE y Unidas Podemos no llegarán a un acuerdo de Gobierno, y esto propiciara la victoria de las fuerzas conservadoras en unas nuevas elecciones. Y de esta forma las políticas progresistas y de redistribución de la riqueza volverían a frenarse en seco, y a tener que pasar una nueva travesía por el desierto.