Lo cierto es que la mayoría de estudiantes tenemos miedo al fracaso y eso genera apatía, excesos, ansiedad y incluido insomnio. Si, puede que esté siendo radical, pero las pautas están ahí. En que nadie quiere suspender y muchas veces repite comportamientos que le hacen no conseguir lo que quiere. Los errores se repiten, y el resultado está lejos, aún.
Analizando. Muchas veces vemos ese exámen como si tuviéramos un león delante que nos va comer. Corremos y nos escondemos. Y como el ser humano es muy creativo encuentra miles de maneras de hacerlo.
Una de ellas es el ocio, se divierte más de la cuenta y se olvida de ese exámen o ese reto. Mejor que no le pregunten cómo lo lleva, porque ni si quiera quiere recordar su existencia.
La otra es estudiar sin estudiar. Si, sentarse frente al exámen pero olvidándose de que la motivación no es una inspiración divina, sino que son motivos para estar ahí, para seguir porque hay una pequeña meta que alcanzar. Esa pasión o vocación que te enciende.
Por eso, querido. Para el próximo exámen de tu vida, no lo veas como el fin del mundo. Es un exámen más, solo eso. O se aprueba o no. Y sino ya lo harás en el siguiente. Este te servirá para mejorar tu método de trabajo y de estudio. Así que olvida el miedo al miedo. Y saca las uñas, a por exámen, pero sin olvidar que no es el fin del mundo.
Una forma de ver que no es fin del mundo es aceptando lo peor que puede pasar. Que suspendas. Ya está, imagina, y ahora que lo has aceptado…¡Vamos a por ello!