Es la Asociación Madres Solas de Aragón (Amasol); llevan desde 2000 en la lucha para lograr (entre otras cosas), con rotundo éxito, que el gobierno autonómico apruebe y ponga en marcha su propuesta: un carné de familia monoparental. Y lo han conseguido. El carné puede solicitarse desde el inicio de año y va destinado a proteger a las familias que crían solas a sus hijos. En Aragón, dicen que son 75 las posibles beneficiarias, de este reconocimiento que les proporciona el mismo amparo que a las familias numerosas. Una medida que frena el riesgo de caer en la pobreza extrema.
Y, esto ¿por qué no se aplica en todo el territorio nacional? El reconocimiento a la familias monoparentales es una deuda social. Miles de hombres y mujeres afrontan la educación y crianza de sus hijos; muchas no perciben ni la pensión de alimentos que el juez ordena; todas se enfrentan a esa soledad que Amasol trata de paliar y muchas desde la precariedad económica. Hablamos de niños pobres, cuando debemos decir padres pobres que subsisten con sus hijos pobres. Esos que no tienen más vacaciones de Navidad que una manta con que abrigarse del frío, y la súplica de que no les corten el agua, la luz y el gas, y en el horizonte reunir unas monedas para coger el autobús y llegar al trabajo, un 20 de cada mes, con la nevera vacía.
A éstos miles de diputados, bien pagados por poca cosa; a los vagazos de discurso tan fácil como aprendido; a los que estudian si es mejor poner percebes gallegos, gambas de Huelva y caviar Beluga, sobre la navideña mesa surtida de caldos y licores; a éstos no se les ha ocurrido invertir el tiempo que les abonamos en aprobar una propuesta incluyente.
Bueno señores, han sido Ellas, las mujeres de Madres Solas de Aragón. Ellas si tienen autoridad y dignidad para felicitar las fiestas; sí trabajan y sí, su mercadillo ha sido otro éxito. Felicidades chavalas!
