Es llamativo como determinados opinadores, como es el caso de Iñaki Gabilondo, que dice identificarse con ideas progresistas, comentase el otro día en la Cadena Ser que le parecía inadecuado que Podemos e Izquierda Unida estuvieran planteando en estos momentos la cuestión de la consulta sobre la forma de Estado, Monarquía o República.
Me parece que este debate va mucho más allá de que la ciudadanía se pronuncie sobre la forma de Estado que prefiere, si continuar con la Monarquía, estamento privilegiado por antonomasia; o transitar a una Tercera República teniendo como principios muy definidos el progreso social y la defensa de los derechos sociales y laborales.
Y por supuesto al ir más allá, me parece totalmente adecuado el plantearlo, porque si efectivamente como nos dicen somos ya una democracia madura, con 40 años transcurridos desde el fin de la Dictadura, es hora que esta cuestión de la mano de otros elementos muy importantes, pueda ser debatida y tratada sin ningún tipo de problema.
LA SOCIEDAD CIVIL DEBE SER LA IMPULSORA DE UN PROCESO QUE PROPICIE LA LLEGADA DE LA TERCERA REPÚBLICA
Es evidente que debe ser la sociedad civil organizada la que sea la protagonista en impulsar un proceso que propicie a través de mecanismos democráticos, la transición una Tercera República Española. Un ejemplo es lo que está ocurriendo en algunas universidades, donde se está impulsando el debate de propiciar una consulta para que la ciudadanía pueda elegir la forma de Estado.
Este es un camino que debe propagarse por centros de trabajo, estudio, con inciativas sociales y políticas que procuren el desarrollo de este proceso. Las próximas elecciones municipales de 2019, pueden servir para medir las posibilidades y los respaldos con los que cuenta la llegada de la República a España.
Cuando decía antes que es una cuestión que va más allá de la elección de la forma de Estado, me refería a que la llegada de la República tiene que ir de la mano de mejorar los derechos sociales y laborales, de que las clases trabajadoras puedan volver a recuperar el llamado ascensor social, que se recupere el poder adquisitivo de antes de la mal llamada crisis y de las políticas de austeridad aplicadas, que se mejoren los servicios públicos y que se abra un auténtico proceso de limpieza y lucha contra la corrupción.
Sin la unión de todos esos elementos que tienen que ver con el bienestar de las clases trabajadoras, la llegada de la Tercera República no será posible.