Las mujeres en peligro de muerte no confían en los juzgados de violencia, específicamente creados para protegerlas y cuidarlas; las mujeres maltratadas tienen mejor respuesta en los juzgados ordinarios. Las mujeres atrapadas en la violencia y en sus casas, no cuentan con la ayuda de la Unidad de Familia de la Policía (UFAM); terminan en las ODAC (Oficinas de Denuncias y Atención al Ciudadano), porque las unidades de familia están de lunes a viernes y en horario concreto. Como si la agresión tuviera calendario previsto y horas señaladas.
Los de la ODAC se quejan de que no cobran el complemento que perciben los de la UFAM. Y ya estamos: una cuestión de pasta, mientras ahí fuera hay 38 cadáveres y decenas de huérfanos; mientras ahí fuera, se ofrece un teléfono que no deja rastro, por todo consuelo; mientras ahí fuera, se cumple un año de la aprobación de ese documento de 214 medidas, para prevenir y combatir la violencia machista; mientras, ahí fuera hay 962 asesinadas desde 2003.
Dice el presidente del Tribunal de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra Robles: “Creo que no podemos ver en ello un fracaso de los jueces (en relación al asesinado de Maguette Mbeugou, senegalesa de 22 años, el 25 de septiembre) sino de la Justicia en mayúsculas. La juez denegó las medidas, porque no se le facilitó un informe policial de riesgo, ni forense de urgencia, y no contó con el auxilio de la Unidad de Valoración Integral”. Total, como las otras 5 víctimas, hizo lo que le dijeron que hiciera, para acabar con él dijo que iba a terminar su vida.
Si los de uniforme no hacen bien su trabajo, porque parece que están más a los complementos que a sus obligaciones; si los servicios creados para atender a las víctimas, parece que están más en el café de la mañana que a aquello por lo que se les paga; si los de las togas solo ven indicios cuando las denunciantes están sobre la mesa del forense y si tenemos 214 medidas sin aplicar; entonces, ellos, los indeseable y consentidos, saben que siempre ganan.
Ya has cobrado la nómina de este mes, ¿verdad? Pues corre hacia el minuto de silencio.