Anoche me dio la vida; bueno, sumó un poquito de esperanza en la zozobra. Anoche, Cristina Fallarás me dio un empujón, como al náufrago que le echan un salvavidas. Fue, en el programa ‘Hechos reales’ (Tele 5), de Jordi González, que también, estuvo magnífico.
Pero voy a hablar de Cristina Fallarás; de una mujer coraje de la sociedad y la verdad; de esas que dejan huella con honestidad; que hacen que se te salten las lágrimas en la lucha y en el saber que no estamos solas.
No, no lo estamos. Hay una nómina silenciada que, por rinconcitos, sale a la luz; mujeres y hombres que, a codazos de hambre, hacen más por todos, en 20 minutos, que la multitud de asociaciones y federaciones de la prensa, que nos provén de carnés.
Mi querida Cristina: a mí me queda medio telediario en ‘ésto’, pero, a ti te quedan una docena; muchos de mierda (ya lo vimos anoche); pero, aunque no te lo creas, muchos de gloria. No se me ocurre cómo apoyarte (‘solo me queda la palabra’); pero, que sepas que, cuando el páramo alcanza, la soledad te abandona y parece que los tuyos fueran de otros; que sepas, que siempre hay una persona que te abraza; y, eso, te hace Fénix, herida, dolida y, sólo, aparentemente, derrotada. Las apariencias engañan.
Cristina, eres de las buenas y, eso, gratifica. Es .odido: lo sé, lo sabes; Estar de este lado es llevar la ‘letra escarlata’. Sigue de este lado; sigo de este lado. Estamos.