Los influencers o influenciadores se instalan con fuerza en la sociedad española. Ya hay incluso estereotipos para clasificarlos y diferenciarlos. Hasta ahora las redes sociales eran el escaparate ideal para realizar su actividad, las campañas publicitarias. Sin embargo, ahora son los eventos sociales a los que acuden donde se dan a conocer y se relacionan con las personas que les interesan.
El “caché” varía en función de los seguidores y de la repercusión mediática que tenga su trabajo. Sin olvidarse del posible intrusismo en el que puedan incurrir.
Como todo fenómeno social, también tiene sus defensores y detractores. Por un lado, los seguidores apoyan la labor de sus influencers favoritos. Por otro lado, los detractores, quienes ven innecesarias las campañas publicitarias para vender un producto.
En mi opinión, toda iniciativa de marketing es buena siempre que siga una normativa y una práctica comercial sanas.
De todos modos, lo que se necesita después de todo este bombardeo mediático, es un poco de respiro.