Este artículo lo escribí hace unos años, concretamente en marzo de 2015, para un medio digital en el que trabajé.
Lo vuelvo a compartir porque hoy más que nunca las mujeres debemos de ser inteligentes para decidir qué hacer, qué ser, o con quién ir. Pero siempre libres para decidir, o como dice la canción “Yo decido el cuándo, el dónde y con quién”.
A la mujer siempre se le ha considerado como el sexo débil, un ser al que hay proteger. Por desgracia aún hay muchos que, todavía, siguen pensando así. Y con esto no quiero decir que no haya que hacerlo. Pero de la misma forma, sea hombre o mujer.
Contaré un hecho que me hizo reflexionar, sin considerarme ni feminista ni machista porque creo en la igualdad de las personas, sean del sexo que sean.
[Sumario]Bien hace poco pude comprobar cómo muchos “energúmenos” siguen viendo a las féminas aquí en este país tan civilizado. Si van en grupo (ellos), aún peor.
Sentada en una terraza un día cualquiera, tomando una copa, observaba a la gente que iba, venía, hablaban…
Y de pronto, llamó mi atención la chica camarera que servía en la terraza. Había estado yendo varias veces a la mesa de un grupo de, como decía, “energúmenos” que se habían propuesto llamarla para que les atendiera, cada vez que les viniera en gana y así de paso no dejar de “molestarla”, diciendo esas estupideces que sólo dicen los que…, no sé qué adjetivo poner, hay tantos…, que lo dejo a elección de cada uno. Al principio no sabía de lo que iba, pues estaba absorta en mis pensamientos, pero cuando presté atención porque esta- la camarera- subió el tono de voz y del cabreo por segundos, oí como les decía “¿Os gustaría qué lo que me decís a mí en su lugar de trabajo se lo dijeran a su esposas, madres o hijas…? El grupo se quedó callado y estos valientes de tres al cuarto no dijeron absolutamente nada.
Me pregunto, ¿por qué en el desempeño de según qué puestos ocupados por mujeres, algunos (hombres) piensan que se pueden permitir decir lo que les venga en gana?
Así como ver a una mujer entrando en un bar y pedir una copa sin más, porque quiere estar sola y tranquila. Ah! pero siempre hay quien mira, preguntándose ¿Qué hace una tía sola tomado una copa ? Debe de ser "ligerilla de cascos", que en el caso de serlo, tampoco es problema de nadie y menos aún del que no para de observarla.
En España han cambiado cosas pero aún hay muchas otras- como ciertos hábitos o costumbres que han de evolucionar. Y la mayoría sea hombre o mujer, de éstas últimas también las hay, opinando que “eso de ir sola a un bar… No lo ven con buenos ojos” Bueno… ni buenos ni malos, no lo ven ¡Dios mío una mujer en un bar sin amigas sin pareja, no busca nada bueno! Qué también se les oye decir. Tampoco sé cuál será el concepto de bueno o malo, que entienden. Si son capaces de mantener esas ideas, vete a saber qué es lo que interpretan.
Creo que es tiempo para que el personal se vaya acostumbrado, cada vez más, sobre todo mujeres a perder el miedo ese interiorizado desde niñas, de que si no vas en compañía según qué cosas es mejor no hacerlas .
Hay momentos en los que para extraer la esencia de la vida no tienes que pasarlo mal por “tener a alguien, por ir acompañada, por miedos al qué pensarán, o simplemente al qué nos pueda pasar".
Ahora aún más #NOesNO
Como decía Benedetti “La mejor manera de ser feliz con alguien es aprender a ser feliz sólo. Así la compañía es una cuestión de elección y no de necesidad”.