De la utopía al hecho
A lo largo del espectro utópico que rige los sueños y objetivos del ser humano se halla, como no podría ser de otra forma, la cuestión económica. Nuestro sistema se sirve de este intercambio entre un valor y un servicio o producto que obedezca a dicha cantidad para funcionar y, en definitiva, para vivir. Si bien el trabajo es nuestra principal fuente de ingresos a final de mes, muchos emprendedores financieros dedican sus esfuerzos a otro modo de obtener un ingreso extra y que podríamos arropar bajo el manto de los ingresos pasivos. Es decir, la recepción de capital sin necesidad de trabajar convencionalmente para ello.
De la ingente cantidad de métodos existentes para alcanzar esa meta, la inversión es, probablemente, uno de los más extendidos. Invertir consiste en depositar cierto monto de dinero a un producto, servicio o empresa cuya firmeza en el mercado promete, o no, subir y consolidarse. Dentro de ello, en el caso de invertir en bolsa, entrarían los conceptos de activos financieros o de acciones de empresa que, en resumen, son vías terminológicas y de actividad hacia un único objetivo: engordar nuestro bolsillo a la par que la empresa lo aprovecha para ampliar su propiedad. En este artículo, por ejemplo, podemos encontrar distintos modos de invertir dinero.
Convertirse en un propietario minoritario
Uno de los principales problemas ante los que se enfrentan los novatos en el sector de la inversión es el desconocimiento de su naturaleza. Aunque pueda parecer una simple ecuación en la que damos algo para recibir aún más, la realidad es distinta y está sujeta a cierta complejidad. Tomando el ejemplo antes mencionado, cuando compramos acciones de una empresa en la bolsa nos convertimos en parte de sus pequeños propietarios. Razón por la que, si a dicha compañía le va bien en el mercado, nosotros recibiremos la cantidad proporcional a cuanto hemos comprado. A simple vista, un procedimiento sencillo, pero que, en realidad, no lo es tanto.
Aunque podamos contemplar una empresa como una gran apuesta para beneficiarnos de su desarrollo, no es difícil meter la pata y acabar con un grueso agujero en el bolsillo. Es por dicho motivo que invertir requiere de cierto espíritu crítico y analítico, además de un buen conocimiento de las fluctuaciones financieras del mercado para predecir, con más exactitud o menos, cuáles serán los movimientos de cada empresa y los valores de la bolsa. Asimismo, el abanico de empresas es tremendamente extenso. Podemos invertir desde en empresas tecnológicas hasta firmas del mundo de la moda. A partir de ahí, todo es cuestión, no de azar, sino de constancia.
Reducción del riesgo, juego geopolítico y criptomonedas
Fuera de la inversión en bolsa, de las más populares, también es posible invertir en fondos de inversión. Una solución que, a la par que diversifica la inversión destinándola hacia múltiples instrumentos financieros, reduce el riesgo de la misma. Lo que constituye una de las principales razones por las que muchas personas optan por este tipo de inversión como primera toma de contacto con el mundo financiero. Justamente lo contrario a los fondos sectoriales, cuya concreción amplía el riesgo ya que apostaríamos hacia una sola dirección.
Otra de las fórmulas de inversión más extendidas es la de invertir en divisas o Forex. Se trata de un movimiento orquestado en base a los conflictos geopolíticos, jugando con la fluctuación del valor de la monedapara sacar partido y que, por lo tanto, resulta complejo y requiere de experiencia y conocimientos. Otro caso sería el de invertir en criptomonedas, cuya actividad se sirve de la especulación y del constante cambio de valor de esta nueva modalidad económica. Dibujando un ejemplo práctico, podríamos comprar una criptomoneda por un precio que, más adelante, presuntamente acrecerá y nos brindará un gran beneficio.
Del oro a la vivienda
Las materias primas y su evidente gran valor en el mercado son también otra de las apuestas de quienes quieren invertir con acierto. Dado que se trata de productos finitos, que desaparecen o desaparecerán a lo largo del tiempo como el oro o el petróleo, su valor puede ser realmente elevado. Aunque pueda también parecer muy simple, requiere de conocimientos del sector en que se invierte, ya que se trata de elementos muy específicos. Sin embargo, su gran demanda mundial es lo que permite que este tipo de inversión sea, a menudo, una apuesta segura.
Finalmente, el clásico pasa por invertir en inmuebles, aunque requiera de tiempo y cierta cantidad de esfuerzos. Si bien invertir en, por ejemplo, viviendas de alquiler parece una opción plausible, su declive ya es un hecho más que patente. Por ello, existen alternativas como el crowdfunding inmobiliario que, dado a su inversión en pequeñas cantidades, alcanza una rentabilidad óptima y sin dolores de cabeza.
Hasta este punto, todo ya depende del propio emprendedor que se aventure en el interesante, fluctuante y frenético mundo de la inversión. Recomendando, sin embargo, y bajo cualquier circunstancia que pueda acontecerse, una mente fría, una gran capacidad analítica y una mayor inversión segura.