Esto, lógicamente, sólo puede conseguirse de dos formas: o bien con una mejor remuneración en tu trabajo o ahorrando en gastos que consumen parte de tus recursos.
Pues bien, ahorrar mes a mes es posible con la guía para ahorrar de Opinatron. En esta guía encontrarás consejos para ahorrar todos los meses e ir evitando así pequeños gastos. A final de año, comprobarás que todos estos gastos, sumados en total, representan una cantidad considerable.
Opinatron te ofrece pequeños trucos para el ahorro en el día a día. Se trata de cuestiones muy sencillas que exigen, sobre todo, una constancia. Se trata de detalles que a veces pueden pasarse por alto, y que cuestan dinero. Si logras acostumbrarte, verás que los resultados muy pronto.
Por ejemplo, aquí van algunos consejos básicos que te permitirán evitar algunos gastos superfluos e innecesarios:
Controla tus gastos
"Claro. Evidentemente. Pero ¿cómo lo hago?", te preguntarás. Lo primero de todo es conocerlos. Y esto ya no es tan obvio, porque muchas personas no apuntan cuáles son los gastos en los que incurren cada mes. Para conocer un problema y encontrar una solución, primero tienes que conocerlo.
Por eso, el primer consejo es apuntar durante varios meses los gastos que realizas. Lo ideal es apuntarlos en una hoja de Excel, porque así podrás agruparlos después por categorías y priorizar en función de su relevancia.
Cuando puedas visualizar de un solo vistazo las cantidades que gastes, es muy probable que decidas cortar por lo sano en alguno de esos gastos. Porque no es lo mismo pensar que gastas un euro al día en un capricho, que pensar que eso supone casi cuatrocientos euros al año. Imagina si el ejemplo es de un gasto de 30 euros mensuales, 360 euros al año. ¿A que tienes más ganas de suprimir ese gasto? Para eso sirve la hoja de Excel: para tomar conciencia de cuánto te está suponiendo ese pequeño gasto que diariamente parece poco, pero que sumado, al cabo de un año, es una cantidad muy importante.
Revisa todos los gastos
Cuando los conozcas, evalúalos todos. No dejes ninguno por revisar. Por ejemplo, la diferencia entre tomar el café matutino en la calle o en casa puede suponer al año más de 800 euros. ¿Sorprendido? Pues piensa también gastos que asmimos ya como normales, y mucho mayores, como los de telefonía e Internet. Hacer comparativas de precios y servicios siempre es una buena idea.
¿Y qué decir de la electricidad? Lo mismo: compara tarifas, pero, sobre todo, asegúrate de que no estás gastando más de lo necesario. Por ejemplo, estar en camiseta en casa en pleno invierno es un sinsentido, además de producir una gran huella de carbono. Quizá te convenga también invertir en mejorar los aislamientos de tu casa para ahorrar en consumo energético. Si se trata de combustible, quizá te puedes plantear si te conviene compartir los gastos de transporte.
Fija unas prioridades
Una vez que conozcas en detalle qué y cómo gastas tu dinero, el siguiente paso para conseguir ahorrar es saber qué necesitas y qué no. Si necesitas ahorrar, puede que tengas que renunciar a algunos gastos. ¿Qué es esencial? ¿A qué gastos, sin ser esenciales, no estás dispuesto a renunciar?
Este apartado exige un ejercicio honesto. Si has llegado hasta aquí es porque realmente necesitas no gastar tanto. Elimina primero aquello que no te aporta nada. Quizá haya comodidades que realmente no te sirvan para mucho. Un ejemplo muy habitual últimamente es el gasto en comida para llevar. Muchas personas entran en la rutina y acaban pidiendo varias veces a la semana, simplemente porque dejan de hacer la compra y ya no tienen alimentos en casa para prepararse la cena. De esta forma, un capricho acaba convirtiéndose en una necesidad: como pides para llevar, no haces la compra y no tienes para preparar la cena, de modo que vuelves a pedir para llevar.
Es sólo un ejemplo, aunque muy gráfico. Plantéate cuántos en cuántos gastos de este tipo estás incurriendo, porque eliminarlos puede suponerte una buena cantidad ¡Y podrás redescubrir el placer de cocinar para ti!
En lo posible, evita pedir créditos
En las últimas décadas se ha generalizado el crédito al consumo. En épocas de mucha liquidez, las entidades financieras ofrecían créditos para todos para financiar prácticamente cualquier gasto. Esto permitía a muchos acceder a bienes y servicios que tendrían imposible comprar sin financiación, pero obviamente tiene un coste: los bancos no dan dinero gratis.
Además, generó la sensación de que se podía consumir ilimitadamente, porque los bancos financiaban la compra… hasta que llegaba el primer impago de una letra, y entonces llegaban los problemas, a veces muy graves.
Si puedes, evita financiar tus compras. Si puedes vivir una temporada más sin aquello que quieres comprar, podrás ahorrar y comprarlo con tu dinero, sin tener que pedir prestado a un banco. Esto te ahorrará el gasto en intereses, que puede suponer un porcentaje importante sobre el total, del orden del 20% del total. Y eso, contando con que no dejas sin pagar ninguna cuota, porque si eso ocurre te exigirán unos intereses de demora altísimos, y podrías incluso llegar a perder lo que compraste.
Con estos consejos, aplicados de manera honesta, podrás empezar a ahorrar, y comprobarás que puedes llegar a fin de mes de manera mucho más holgada.