Cada vez es más habitual encontrarse con personas que trabajan desde casa. A lo largo de la última década el mundo laboral ha atravesado momentos complicados, lo que ha llevado a muchos a buscarse un trabajo en la distancia.
Como cualquier tipo de trabajo, también este tiene sus ventajas e inconvenientes. En este último caso encontramos sobre todo mayores posibilidades de entretenerse con otras cosas, o la posibilidad de recibir visitas mientras se está trabajando.
Pero es incontestable que también tiene ventajas dignas de mención, como una mayor flexibilidad para organizarse el propio tiempo, y no tener personas delante pendientes de tu trabajo. No obstante, para poder rendir al máximo en el trabajo en casa, es necesario crear un ambiente adecuado.
¿Dónde se puede trabajar en casa?
Es frecuente colocar la oficina en una habitación de la casa exclusiva para este fin. Pero no todo el mundo dispone de una estancia que pueda dedicar a esto, en cuyo caso hay que habilitar un espacio dentro de algún habitáculo de la vivienda.
Una de las posibilidades más populares en este sentido es ubicar la oficina en el salón. Pero existen otras opciones, como utilizar la buhardilla, parte de un dormitorio o incluso la cocina. Esta última alternativa puede ser un poco más compleja, ya que si se vive con otra u otras personas, pueden utilizar la cocina frecuentemente, lo cual se puede convertir en motivo de distracción en el trabajo. Pero siguiendo unas normas preestablecidas, no hay de qué preocuparse.
La importancia de recordar que es un espacio de trabajo
Por otra parte, tener la oficina en el hogar no significa que tenga que ser más informal, ni restársele importancia. Debe ser igualmente un lugar de trabajo y productivo, por lo que no se puede descuidar ningún aspecto.
Pues bien, para conseguir un espacio funcional para trabajar, es necesario contar con el mobiliario apropiado. Las sillas de oficina son las más indicadas para pasar tantas horas sentado, siendo imprescindible elegir un modelo que se adapte bien a la anatomía de la persona que deba utilizarla.
Son muchas las personas que a su vez, incluyen en su oficina una segunda opción para descansar o realizar otra actividad para la que no sea necesario apoyarse en la mesa, por ejemplo leer. Por ejemplo, puede tratarse de un pequeño sofá o un puff. Si la oficina tiene una habitación propia y existe suficiente espacio para crear ambos ambientes, puede ser una idea muy acertada.
Con respecto a la mesa, hay que tener en cuenta principalmente el tipo de trabajo que se realiza, y si para ello se necesita una mesa más grande o de tamaño más reducido. Hay que tener presente también el espacio con el que se cuenta, pero en todo caso, existen diversos tipos de mesas para utilizar a modo de escritorio. También es importante prestar atención a la altura de la mesa, dado que debe ser la misma que la de la silla.