La vida nos enfrenta cada día a situaciones comprometidas que requieren de herramientas, véanse los seguros, como solución. Los seguros pueden hacer frente a problemas económicos, personales o de salud.
En nuestro día a día estamos expuestos a sufrir todo tipo de daños, con el seguro no solo evitamos tener que desembolsar una importante cantidad de dinero para reparar ese daño sufrido. De manera muy resumida, un seguro es una garantía para poder cubrir las eventualidades de estar vivo, que no son pocas.
Seguros, ¿cuántos se pueden contratar?
En lo que se refiere a aspectos legales, un seguro es un acuerdo que realiza una persona, o una empresa, con una compañía aseguradora, con el fin de que en caso de que la persona o la empresa participante del seguro sufra algún daño cubierto por el contrato, pueda ser indemnizada parcial o totalmente.
La responsabilidad de la persona que contrata el seguro es hacer pagos periódicos en forma de primas a la compañía aseguradora que cubren las coberturas que ofrece la compañía de seguros.
Existen seguros, como el del automóvil, el de responsabilidad civil, el seguro de perros peligrosos o el seguro de hogar de una vivienda hipotecada, que son obligatorios por ley, de modo que hay que contratarlos sí o sí.
Otros muchos seguros, como el de salud, el de decesos o el de accidentes, son también bastante habituales y muchas compañías aseguradoras los ofrecen. Ese es el caso de Securhabitat, que cuenta con todos estos seguros para particulares y algunos menos demandados.
Esta aseguradora cuenta también con otra herramienta interesante, su plan de pensiones Vidahorro. Dependiendo del seguro contratado con Securhabitat, el plan de pensiones se prima en un mayor o menor porcentaje.
En la actualidad, los planes de pensiones son una apuesta muy popular entre muchas personas, que ven cómo así pueden ir destinando parte de su dinero para cuando llegue el momento de la jubilación, destinarlo así a tener unos últimos años de vida más desahogados.
La póliza de seguro y los agentes participantes en esta operación
En ocasiones se confunde seguro con póliza de seguro. El seguro es el contrato que vincula al particular o la empresa con la compañía de seguros mientras que la póliza es el documento que detalla ese contrato. En él deben aparecer todas las coberturas pactadas.
La póliza, como cualquier documento legal, ha de contar con todos los derechos y las obligaciones existentes entre las partes y en ella deben aparecer los datos personales del asegurado y la compañía aseguradora, la descripción del seguro contratado, la cantidad de la prima a pagar y la periodicidad del pago, la vigencia, duración y fecha a partir de las cuales es efectivo el seguro, las posibles coberturas adicionales y los beneficiarios del seguro que recibirán la indemnización en caso de que se haga efectivo el seguro.
En el proceso de contratación de un seguro participan la compañía aseguradora y el asegurado, pero también un agente contratante y un beneficiario. La compañía aseguradora es la empresa que presta los servicios aseguradores, está obligada a indemnizar al asegurado en caso de que se produzca el evento asegurado. El asegurado es la persona titular del segura que se encuentra expuesta al riesgo.
No siempre coinciden el asegurado y la persona contratante, pues esta última es quien firma la póliza del seguro y se encarga de pagar la prima, es decir, la retribución por la póliza del mismo. El beneficiario es la persona que es indemnizada según las condiciones establecidas en el contrato de seguro en caso de que se produzca un evento incluido en la póliza.
Los plazos de los seguros
Un último aspecto a tener en cuenta con los seguros es el que tiene que ver con los plazos. Se distinguen tres periodos de tiempo cuando se contrata un nuevo seguro: el periodo de aceptación, la carencia de cobertura y el periodo de gracia.
El periodo de aceptación es el espacio de tiempo que sucede entre que la aseguradora propone una oferta de seguro y la persona que desea contratar el seguro acepta la oferta. Suele tener una duración de 15 días.
En la carencia de cobertura, la persona que ha contratado el seguro no cuenta aún con las coberturas firmadas. Es decir, es el periodo de tiempo que pasa entre que la póliza se formaliza y la fecha en la que se inician las coberturas del seguro.
Finalmente, existe también un denominado periodo de gracia, que es de un mes y se inicia tras el pago de la prima o la póliza periódica. Si no se ha ejecutado ese pago, el asegurado se encontrará cubierto, siempre y cuando pague su prima en el tiempo acordado.