Comprar alimentos congelados puede ser una buena opción, ya que este estado no altera sus propiedades organolépticas ni sus propiedades nutricionales, y es que poseen las mismas que los frescos. Las técnicas de conservación de alimentos más básicas empleadas hoy en día en la industria alimentaria son la congelación y la ultracongelación. No obstante, el control de estos procesos es esencial para garantizar su correcta conservación y su seguridad.
La ultracongelación se aplica a una gran variedad de productos, entre los que destacan los siguientes: las comidas preparadas, los vegetales, los pescados, los mariscos, los panificados y las carnes. Resulta fundamental emplear las medidas de seguridad adecuadas durante el proceso de congelación y conservación. Además, los envases utilizados para guardar el producto deben garantizar una buena preservación y resistencia tanto a los procesos de ultracongelación como a los de calentamiento culinario posteriores.
¿Cómo se deben congelar los alimentos?
La mayoría de los pescados se deben congelar al menos cuarenta y ocho horas a una temperatura inferior a -20 grados centígrados para evitar el anisakis y que puedan ser consumidos crudos. Si posteriormente se descongelan de la manera adecuada, estos parásitos ni siquiera se perciben y, además, el pescado seguirá conservando todas sus vitaminas y grasas.
Los consumidores deben tener en cuenta que antes de introducir los alimentos en el congelador estos tienen que estar fríos. Las hortalizas que pueden ser congeladas deben escaldarse aproximadamente dos o tres minutos antes de ser metidas en el congelador con el fin de destruir los microorganismos y las enzimas que puedan contener.
Hay que quitar los nervios, las pieles y los huesos de las carnes y dejarlas reposar un poco para que se pongan más tiernas antes de ser congeladas en piezas o troceadas. Por su parte, los pescados tienen que ser muy frescos para poder congelarlos. Antes de hacerlo hay que quitarles las raspas, las entrañas, las aletas, las escamas y la cabeza, lavarlos, escurrirlos, secarlos y congelarlos en bolsas especiales que cierren herméticamente. Además de todo lo anterior siempre hay que tener en cuenta que los alimentos no deben haber sido congelados previamente y si lo han estado deben de haber sido cocinados para poder volver a congelarlos, es decir, la primera congelación ha de ser en crudo para poder volver a congelarlos una vez cocinados.
¿Qué debo tener en cuenta a la hora de comprar alimentos congelados?
A día de hoy los alimentos congelados son uno de los productos más seguros que se pueden adquirir en el mercado, por lo que raras veces se producen casos de personas que hayan sufrido alguna intoxicación alimentaria por el consumo de alimentos que hayan sido sometidos a los procesos de ultracongelación o congelación.
Sin embargo, es muy importante comprar productos congelados cuyos envases estén limpios y no presenten roturas. Los consumidores también deben rechazar los envases con escarcha o aquellos que al presionarlos con los dedos estén blandos, ya que estos son indicios de que la cadena de frío se ha roto en algún momento.
Antes de comprar cualquier alimento congelado el individuo también tiene que comprobar que en su etiqueta aparezca tanto la fecha de elaboración como la de caducidad, además de las normas que indican su correcto almacenamiento y posterior preparación.