¿Recuerdas todo lo que tenías en mente para hacer durante el estado de alarma? Esos meses de encierro provocaron que nuestra mente ideara muchos planes y creara situaciones para cuando pudiéramos salir de casa. ¿No ideaste un viaje ideal? Seguro que sí, y ahora puedes hacer cuantos viajes quieras. Puedes inspirarte en muchas páginas web, como en Los viajes de Domi, una página en la que te explican cuáles son los mejores destinos a los que ir en estos tiempos que corren a unos precios muy competitivos y accesibles a cualquier tipo de bolsillo.
Sin embargo, tienes al alcance de tu mano todo tipo de consultas para irte al extranjero, como a Vietnam, o a nivel nacional, como planearte un viaje a Formentera. Todo dependerá de tus gustos, aficiones y del plan que quieras establecer en tu ruta.
Plantéate: ¿Qué veo?
Para irnos de viaje es fundamental planificar una ruta o un planning. A no ser que queramos ir a descubrir mundo, lo lógico es determinar qué y cuando visitaremos durante nuestras vacaciones. Por ejemplo, y cogiendo de ejemplo Formentera, tendríamos que determinar cuales son los lugares más bonitos o importantes que no se pueden quedar fuera de nuestro viaje. Por ejemplo: el Caló des Mort es una de las calas más impresionantes de la isla balear, escondida entre playas. Sus aguas cristalinas y sus varaderos hacen de este enclave turístico un lugar perfecto para pasar el día y pensar que estás en el paraíso. La playa de Ses Illetes, por ejemplo, es otro lugar que no puedes dejar de visitar si vas a Formentera. Su color turquesa, la transparencia del propio agua y su poca profundidad te atraparán y no querrás irte nunca. Como tampoco querrás irte del pueblo del Pilaar de la Mola, un enclave hippie de los años 60 que monta sus mercadillos dos tardes por semana y que ofrece todo tipo de productos locales (bisutería, bolsos, cerámicas…) que harán que tengas un recuerdo de Formentera de por vida.
¿Qué beneficios me aporta viajar?
Partimos de la base de que viajar, por cansado que parezca, viene bien a la mente simplemente por cambiar de estilo de vida unos días, por oxigenar la mente y por poder descubrir nuevos lugares. El primer beneficio directo que notaremos es que reduce el estrés y la ansiedad tan presentes en nuestro día a día por el trabajo o el ritmo frenético de vida que llevamos. Date un homenaje y unos días de descanso para coger con fuerza lo que quede de semana, de mes o de trimestre. Además, al salir de nuestra zona de confort, se incrementa nuestra capacidad para resolver problemas: no vamos a tener todo controlado porque hay muchas variables que no dependen de nosotros y, por ende, tendremos que saber reaccionar correctamente a lo que se nos plantea. Incluso desarrollaremos nuevas habilidades comunicativas porque, por parecida que sea la cultura o la forma de vida del lugar que visitemos, siempre tendremos que poner nuestra mejor cara y la mejor de las ganas de aprender, de relacionarnos y, en definitiva, de disfrutar del viaje. Con esta nueva perspectiva, lo único que harás será abrir la mente al descubrir otras formas de ver la vida y ampliarás tus propios límites de conocimiento, de tolerancia…
Viajar nos hace felices porque sentimos, durante el viaje, sensaciones a las que no siempre estamos acostumbrados y que son positivas para nosotros mismos. Positivas porque, a su vez, alejan inseguridades que puedan. Viajar es sinónimo de aprender y de desarrollar un punto crítico mucho más justo porque, simplemente, será más amplio al haber visitado más lugares diferentes.
