La calefacción es uno de los principales consumos energéticos de una vivienda. Es esto lo que hace que, a la hora de escoger la instalación de la calefacción, haya que valorar muy bien las diferentes opciones existentes. De este modo, se conseguirá una calefacción que cumpla perfectamente con su función, a la vez que permite ahorrar en la factura final.
¿Qué tipos de calefacción existen?
Actualmente, se pueden encontrar diversas opciones en cuanto al tipo de calefacción se refiere. Así, cada una de dichas opciones tiene pros y contras, convirtiéndola en la solución más apta para un tipo de familia o viviendo. De este modo, la elección de un equipo de calefacción se verá condicionada por el tipo de vivienda, el tamaño, la zona en la que se encuentra, la calidad del aislamiento, etcétera.
De este modo, se pueden diferenciar, a grandes rasgos, cuatro tipos de calefacción: calefacción eléctrica, calefacción con gas, calefacción de biomasa y calefacción de energías renovables.
Calefacción eléctrica
La calefacción eléctrica es el modelo más habitual hoy en día y lo cierto es que se convierte en una opción muy interesante porque se trata de un sistema respetuoso con el medio ambiente, además de ser bastante económico. También destaca porque existen diversas posibilidades a instalar:
Radiadores eléctricos
Los radiadores eléctricos son la principal solución cuando se piensa en la calefacción eléctrica y son muchos los hogares que recurren a esta solución. Así, se suelen instalar en las principales estancias de la vivienda y regulan la electricidad de tal manera que hacen que sea un producto muy eficiente.
Estos radiadores son también óptimos porque apenas necesitan obra ni instalación.
Suelo radiante
El suelo radiante se está convirtiendo en un tipo de calefacción cada vez más común, aunque hasta hace unos años era el menos típico. Y es que muchos pensaban que el precio del suelo radiante era excesivo y que no cumplía con la función de calentar la vivienda adecuadamente, algo que no es cierto.
Este es un tipo de calefacción muy interesante y que cuenta con múltiples ventajas: ahorro económico, es prácticamente invisible y se consigue una temperatura más homogénea.
Toalleros secatoallas
Hasta hace no mucho, estos radiadores eran muy comunes, especialmente en los cuartos de baño, ya que servían para colgar las toallas a la par que irradiaban un calor similar al de un radiador normal. Aunque, actualmente, se van viendo cada vez menos.
Calefacción con gas
Esta es otra de las opciones más consumidas por los hogares españoles.
Gas natural
Las calderas de gas natural son especialmente comunes en los hogares más antiguos, pero se ha demostrado que si no funcionan adecuadamente, pueden ser muy peligrosas. Una mala combustión, una mala ventilación o una fuga se pueden convertir en grandes enemigos.
Calefacción de biomasa
Este es un tipo de calefacción que se consigue gracias a la combustión de diferentes materiales. Por lo tanto, se pueden diferenciar, principalmente, dos tipos de estufas de biomasa:
Estufas de leña
Las estufas de leña son similares a las chimeneas. Así, estas estufas desprenden calor gracias a la combustión de la leña, aunque no son programables y, por tanto, necesitan un mantenimiento constante para poder mantener el calor en la estancia.
Estufas de pellets
Estas estufas funcionan gracias a la combustión de pellets, unos materiales similares a la leña. Estas son especialmente idóneas para calentar estancias pequeñas.
Calefacción de energías renovables
Las energías renovables permiten crear equipamientos de calefacción que mejoren la eficiencia energética de la vivienda, además de obtener una energía limpia. Así pues, existe una opción muy interesante si se desea una calefacción producida a base de energías renovables:
Aerotermia
Este tipo de calefacción consiste en una de las tecnologías más novedades: funciona gracias a la extracción de hasta un 77% de la energía ambiental del aire. Así, es válida tanto para aportar en calor en invierno como para refrigerar en verano.
¿Cómo escoger la mejor opción?
La realidad no es que una opción sea indiscutiblemente mejor que otra, aunque sí hay algunas que sean más eficientes. Por eso, la mejor manera de escoger la opción más adecuada para la vivienda es tener en cuenta cuáles son las necesidades de la misma: si se necesita tener la calefacción en funcionamiento todo el día, si va a ser solo para caldear una estancia, si la estancia es pequeña o grande, si se necesita eficiencia…
De este modo, todas estas cuestiones contribuirán a escoger entre una opción u otra. A pesar de ello, cabe destacar que la calefacción eléctrica es mucho más eficiente y menos peligrosa que otros tipos de calefacción de gas.
En cualquier caso, siempre es aconsejable consultar con un experto si se tienen dudas, para poder realizar una instalación acertada, de forma que se consiga el efecto deseado sin que la factura termine jugando una mala pasada.
