Nuestra salud es muy importante, y últimamente se le ha dado un plus más de relevancia en la agenda mediática. Tenemos un sistema sanitario muy bueno y podemos disfrutar de él siempre que queramos, por suerte. Sin embargo, a veces nos da reparo o miedo acudir al médico por un sentimiento de malestar que tengamos. De ahí que sea útil tener un pulsioxímetro a mano: en unos sencillos pasos, podremos saber si todo está bien y si tenemos que acudir al médico ante una anomalía en nuestra salid.
¿Para qué sirve un pulsioxímetro?
Un pulsioxímetro es un dispositivo médico homologado que mide la concentración de oxígeno en sangre. Es una herramienta muy utilizada en la medicina desde los años 70 por su método sencillo y asequible de usar sin un conocimiento médico muy exhaustivo. Su principal función es medir indirectamente la saturación del oxígeno en la sangre y los cambios que experimenta en volumen de sangre en la epidermis mientras está en uso. De una forma rápida y económica, podremos medir estas constantes y supervisar que no sufrimos hipoxemia: un bajo nivel de oxígeno en sangre, una realidad que puede afectarnos gravemente la salud. Si no hay suficiente oxígeno, tus células puedes dejar de funcionar y tu organismo puede ver mermadas todas sus capacidades, creando malestar y provocándote un problema de salud que tienes que solucionar de inmediato.
¿Quién debe usarlo?
En realidad, no hay una edad establecida para que use un pulsioxímetro. En los hospitales, siempre se pone uno a cada paciente, con independencia de la edad que tenga o la patología que sufra. Es un instrumento clínico muy relevante para medir alto tan importante como el oxígeno en nuestra sangre, “la gasolina” de nuestro cuerpo, y por tanto se debe usar en toda persona que detecte alguna anomalía en su estado físico.
Sin embargo, sí es necesario que lo usen más a menudo las personas con problema respiratorios, como asma, enfermedades obstructivas, pulmonares o crónicas. Los pilotos, los escaladores y los atletas también deberían tener uno a mano.
¿Qué ventajas me puede aportar un pulsioxímetro?
Tener un pulsioxímetro en casa puede aportarnos muchos beneficios. Entre ellos está que lo puedes llevar a todos lados por su apariencia pequeña. Es cómodo y sencillo de llevar a todas partes y podrás colgártelo de un estuche o funda. Además, hay varios modelos: de dedo (más usado en hospitales) o portátil (cualquiera lo puede tener en su casa). En unos cuantos segundos, tendrás un resultado concreto acerca de la concentración de oxígeno en sangre gracias a un sensor que la mide para que tú valores si tienes que acudir a tu centro médico o no.
Las aplicaciones del pulsioxímetro
Los pasos a seguir a la hora de usar un pulsioxímetro son apenas dos y muy sencillos Primero, entendamos su mecanismo: irradia luz infrarroja que brilla a través de tu piel y detecta la saturación de oxígeno en sangre a través de un fotosensor que recoge la longitud de onda de la sangre arterial, dejando de lado otros elementos. Por lo tanto, lo que tendrás que hacer es colocar uno de tus dedos de la mano, de los pies o incluso el lóbulo de tu oreja sobre el sensor porque son las áreas del cuero que mejor se pueden leer. Si lo has puesto de una forma apropiada, te dará con exactitud un dato sobre tu concentración de oxígeno en sangre. Este se puede convertir en un gran compañero de tu hogar para intentar controlar tu estado de salud, una forma rápida de detectar un posible problema.