Está ocurriendo y rápidamente. Según el comité científico de Naciones Unidas el calentamiento global sucede aquí y ahora. Tanto es así que la temperatura media global ha subido 1,09ºC entre 2011 y 2020, lo mismo que en los 100 años anteriores.
Los últimos cinco años han sido los más cálidos desde que se realizan mediciones, hace ya más de 170 años. Y por ende, el nivel del mar ha triplicado su aumento y las olas de calor son progresivamente más frecuentes, sobre todo en los últimos 50 años; mientras que los episodios de bajas temperaturas cada vez son menos severos.
Si no se toman medidas los científicos auguran que en los próximos 20 años la temperatura global podría aumentar 1,5ºC y, en consecuencia, sucederán más olas de calor, las lluvias serán más torrenciales y las sequías más rigurosas.
La influencia humana
Sin duda, la influencia humana ha sido definitiva para calentar la atmósfera, los océanos y el planeta. Las emisiones de gases de efecto invernadero son responsables directos. Y el retroceso de los glaciares sufren tan dramática consecuencia.
Los informes del organismo científico de Naciones Unidas aseveran que el nivel del mar va a seguir aumentando, incluso aunque se tomen medidas. Si atendemos a la previsión más optimista, el aumento de la temperatura de 1,5ºC en los próximos 30 años podría provocar un aumento de los mares de 2 metros, pero el informe va más allá e indica que podría llegar hasta los 5 metros de crecimiento para el año 2150.
Pero a pesar de estos augurios los expertos señalan que aún hay un balón de oxígeno. Los gobiernos de todo el mundo deben implementar drásticas políticas medioambientales para reducir emisiones. Si se redujesen a la mitad para 2030 y se alcanzase el objetivo de cero emisiones para 2050 se podría detener el aumento de la temperatura, utilizando tecnologías limpias y renovables y absorbiendo el exceso de dióxido de carbono con planes de repoblación forestal.
¿Estamos a tiempo de frenar el aumento de la temperatura global, de atenuar los cada vez más frecuentes fenómenos meteorológicos extremos, de reducir la concentración en la atmosfera de CO2, de acabar con la acidificación de los océanos y con la reducción del hielo terrestre y marino de los polos?
Aún no se ha llegado al punto de no retorno, pero la amenaza existe.