Esta sociedad ha aflorado malas cualidades internas que se manifestaban de otras formas en civilizaciones antiguas. Una de esas malas actitudes son el deprecio hacia los seres humanos considerados inferiores por algunos de mente estrecha. La Biblia dice que Caín odiaba a su hermano y así a través del tiempo esta conducta fue aumentando.
Hoy día a los jóvenes se le somete al prejuicio y lamentablemente las autoridades no actúan al ritmo requerido. Las personas, que, según ellas mismas, creen que tienen cuerpos y rostros perfectos, modelan en fotos y revistas, marcando un patrón equivocado de la belleza y detrás de esto solo está un mundo frío y superficial controlado por el poder y el dinero.
Los concursos de belleza han sido uno de los primeros promotores de prejuicios en las últimas décadas y cada día son más los jóvenes que sufren de depresión por no ser de cuerpos delgados o no tener un rostro de revista.
Las redes sociales, aunque de por sí no son malas, muchos las han usado para promover patrones de conducta que conducen al prejuicio y a la burla. No son pocas las historias de niños y niñas que se han sentido agobiados por las cosas que dicen de ellos sus mismos compañeros de clases a través de estos medios.
En el cine se exalta la violencia y según algunos actores, no es razonable pensar que hacer una película violenta promueva esa conducta en la sociedad humana. Pero la verdad puede ser otra y cada quien deberá en algún momento de su vida recapacitar y decir: ¿qué aporté yo para que el mundo fuera un lugar mejor?
La violencia que ven los jóvenes en la televisión ha sido como su segunda escuela y esto ha influido en algunos para lastimar a sus compañeros de clases. Igualmente ha pasado con el fácil acceso a películas inmorales que promueven la degradación de la mujer y la convierten en un medio, dando a entender que no es un ser humano con sentimientos.
Los más poderosos del mundo no ofrecen soluciones razonables. Solo hablan de inventar aparatos, mantener el valor de sus riquezas y aumentar la velocidad del Internet. Pero cuando se trata de combatir el prejuicio y la degradación moral, nadie tiene tiempo para este fin.
Los artistas, cantantes y personas influyentes son tratados como seres especiales, como si fueran más importantes que los demás seres humanos. Ganan millones de dólares por hacer una película donde fingen ser héroes, pero en los hospitales los que están para ayudar a combatir la pandemia, son los sanitarios y personal médico cuyos rostros no son de fotografía, tampoco han hecho una película, pero el mundo no los consideraba tan importantes como para ganar un salario alto.