Si la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos supuso una regresión grave de los principios democráticos en ese país, la situación de Gran Bretaña con Boris Johnson como primer ministro, agranda la pérdida de valores democráticos de Reino Unido.
JOHNSON DECIDE SUSPENDER EL PARLAMENTO BRITÁNICO
La decisión tomada por Boris Johnson para que la Reina Isabel II de Inglaterra suspenda las funciones del Parlamento Británico, para impedir que se debata sobre la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, supone un ataque sin precedentes a la democracia de ese país.
No solo porque significa romper uno de los pilares fundamentales de la democracia, sino también porque representa una acción arbitraria y que roza el autoritarismo por parte de Boris Johnson.
GRAN BRETAÑA, UNA DE LAS DEMOCRACIAS EUROPEAS MÁS ANTIGUAS
Esta decisión antidemocrática tomada por Johnson produce un daño muy relevante en la credibilidad y en los valores de una de las democracias más antiguas de Europa, y al mismo tiempo vuelve a confirmar la ola de regresión democrática que están provocando en todo el mundo los movimientos, partidos de extrema derecha, o directamente de formaciones conservadoras que toman una deriva hacia el autoritarismo.
LA SOCIEDAD BRITÁNICA DEBE MOVILIZARSE
Es imprescindible que la sociedad británica tome conciencia del ataque sin precedentes que supone la acción de Boris Johnson, y se movilicen de forma masiva para frenar una decisión que sume a Gran Bretaña en una deriva hacia el autoritarismo y arbitrariedad política.