El gasto en pensiones en febrero ascendió a 8.660 millones de €, de los cuales cada mes son necesarios más de 6 millones de €, para pagar las pensiones de los jubilados. La media nacional de las jubilaciones está en 915 €. En el País Vasco se cobra 1.135 € aproximadamente. De estos datos se deduce la presión a la que está sometido el sistema de pensiones.
Pero yo me voy a detener en el dato del País Vasco, que lo sitúa en un 50% superior a la media española. Este dato debería ir acompañado de una subida en la calidad del nivel de vida. Pero es que con ese dinero nuestros mayores se están manteniendo a sí mismos, a sus hijos y nietos. Los impuestos suben, los precios de los productos de primera necesidad suben, pero no las pensiones. El incremento que aplican apenas es perceptible.
El artículo 50 de la Constitución contempla las pensiones y habla de la suficiencia económica para que los ancianos puedan cubrir sus necesidades básicas.
Pero si en el País Vasco están ajustándose el cinturón, ni qué decir tienen el resto de Comunidades. Muchas ni siquiera llegan a la media española. Esas Comunidades marcadas por la pobreza también cuentan para el informe.
En el País Vasco ¿cuántos abuelos se han arruinado por avalar a sus hijos y nietos en la compra de un piso? Varios han sido y eso no está en el informe. Y es que el precio de los pisos está disparado.
Las pensiones deberían suponer esa tranquilidad para nuestros mayores y sobretodo ese granito de arena que aportan para que el país sea un poco mejor cada día, más evolucionado, más desarrollado.