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Sánchez verá a Torra tras la investidura para dialogar y pactar

Pedro Sánchez y Quim Torra durante la reunión que mantuvieron en el Palacio de Pedralbes (Barcelona).

Pedro Sánchez ha comenzado la ronda de llamadas telefónicas con los presidentes autonómicos, también con Quim Torra. Después de que el líder socialista haya llamado al lehendakari Íñigo Urkullu, como marca el protocolo, el presidente del Gobierno en funciones ha llamado a Torra tras meses de tensión y sin una conversación oficial entre los dos políticos.

En una conversación de unos 15 minutos, el presidente del Ejecutivo ha mostrado su interés de reunirse "cuanto antes, mejor" con Torra para abordar "el conflicto político" que existe en Cataluña pero ha puesto un límite: la investidura. El candidato a la Presidencia del Gobierno ha asegurado que se verá con el líder autonómico tras la investidura.

Según el Govern, Torra ha situado el derecho de autodeterminación como única alternativa para que JxCAT respalde la investodira de Pedro Sánchez. Además, le ha reprochado la dureza con la que se dirigió al independentismo catalán durante la campaña de las elecciones generales del 10 de noviembre.

Sin embargo, desde La Moncloa han querido matizar las palabras del Palau de la Generalitat. Fuentes cercanas a Sánchez aseguran que desea ofrecer "una respuesta a esta crisis política" para reducir la "tensión territorial y reanudar el diálogo"

Más llamadas telefónicas

Como a los presidentes vasco catalán, Sánchez seguirá durante todo el día de hoy hablando con el resto de dirigentes autonómicos. Tendrá que hablar, por lo tanto, con el presidente andaluz, José Manuel Moreno Bonilla, al que intervino las cuentas ayer por el endeudamiento de las mismas; o con el de Galicia, Alberto Núñez Feijoó, que se ha mostrado a favor de un gran pacto nacional entre el PSOE y el PP. 

Gestos al independentismo 

En sus negociaciones, el PSOE se ha mostrado dispuesto a ceder en diversos temas para conseguir un apoyo más o menos estable que garantice una legislatura relativamente larga gracias a los votos de partidos independentistas. Desde Ferraz han cambiado el discurso: si antes de la campaña electoral el desafío soberanista era un "conflicto social", ahora es percibido como un "conflicto político" al que hay que poner una solución mediante el diálogo y la negociación. 

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