La pandemia del Covid-19 ha trastocado la concepción del mundo tal y como la teníamos. Todo ha cambiado: vamos con mascarilla, tenemos que guardar la distancia interpersonal, debemos ser más cuidadosos aún con la higiene personal… Y nuestra rutina también ha cambiado. Nos reunimos online y teletrabajamos, una nueva concepción de nuestra jornada laboral que parece haber llegado para quedarse. Por ende, debemos adaptarnos lo mejor posible a esta realidad porque, al menos durante 2021 y con vistas a un futuro más bien cercano, es posible que sea una alternativa a acudir a la oficina.
El teletrabajo ha aumentado de manera exponencial desde marzo, cuando el Gobierno de España declarara el estado de alarma y conllevara consigo un confinamiento domiciliario de la población para controlar la expansión del coronavirus. Los datos son evidentes: las empresas y los lugares cerrados no siempre están bien acondicionados para mantener una correcta ventilación que evite una propagación masiva del virus, por lo que muchos trabajadores se quedan en casa por recomendación u obligación de sus jefes. Con perspectiva, y viendo los datos, parece que no ha funcionado tan mal, algo que abre la puerta a su regularización.
Ventajas e inconvenientes del teletrabajo
Es cierto que el teletrabajo tiene las dos caras de una misma moneda. Por un lado, reduces costes a la hora de pagar un abono de transporte público, el coste de la gasolina o las comidas fueras de cara. Además, la flexibilidad en cuanto a los horarios es algo evidente y real: te puedes organizar tu propio “planning” para cumplir con las horas establecidas en tu contrato pero de manera mucho más laxa, en función de tus propias necesidades y obligaciones. Este es un claro ejemplo de conciliación laboral y familiar: puedes atender a tu hijo si esta enfermo por la mañana y trabajar por la tarde, o coger horas de la mañana y la tarde si tienes que hacer cualquier recado.
No obstante, no nos mintamos: también tiene inconvenientes. Por ejemplo: favorece el sedentarismo y puede provocar problemas físicos como dolores de espalda. Además, puede generar un sentimiento de “no desconectar” del trabajo al tener un dispositivo desde el que realizar tu labor profesional (ordenador,tablet…) tan cerca. Además, al estar en tu casa, te puedes sentir aislado al no comentar la última noticia cara a cara con tus compañeros, e incluso puedes sentirte no tan vinculado con la empresa en la que trabajas si lo haces desde una de las habitaciones de tu casa.
¿Qué necesito para teletrabajar?
Hay una serie de elementos clave a la hora de ponerte a trabajar desde casa. Lo más recomendable es que compres una mesa plegable para que tu cabeza asocie el montar esa mesa con el inicio de la jornada. Cuando la pliegues, tu cabeza entenderá que es el final del día laboral. Además, necesitarás una silla cómoda: vas a pasar muchas horas sentado en ella y no vale cualquiera si no quieres tener ningún problema, por lo que invierte algo de tiempo en comprarte una que proteja tu espalda.
En cuanto al equipo informático, la empresa debería ofrecerte un ordenador y una impresora. Si no la tienes, esta web te puede ser de ayuda para buscar el equipo que mejor se adapte a ti, a tu trabajo y, sobre todo, a tu bolsillo. Ten en cuenta que te quedan muchas horas, días e incluso meses enfrente de un ordenador, así que debes coger uno que te guste, que te sea fácil de manejar y te facilite el trabajo en casa (siempre que no te lo proporcione la empresa).
Creo que te has podido dar cuenta de que el teletrabajo está más implantado en nuestra sociedad de lo que pensamos. No lo dudes y piensa si te puede beneficiar trabajar desde casa.