La crisis sanitaria causada por el COVID-19 ha puesto en estado de shock la economía mundial y ha llevado a sus casas a millones de trabajadores. Los que han tenido suerte y pueden hacer sus tareas desde el hogar han implantado el teletrabajo en su día a día sin tener que sufrir una pérdida de ingresos. Sin embargo, hay profesionales cuyo trabajo depende de su presencia física y han encontrado muchas dificultades para mantener su trabajo.
Dentro de este grupo se encuentra el de la empleada del hogar, un profesional que se ha convertido en uno de los perfiles laborales más afectados por la pandemia del coronavirus. Y es que, tal y como han manifestado los portavoces de las asociaciones profesionales de este colectivo, con una notable presencia feminina, en lo que llevamos de confinamiento, la gente ha minimizado la presencia de estas profesionales en sus viviendas, reduciendo el número de horas e, incluso, despidiéndolas.
Lo curioso de esta situación es que quienes han sido despedidas podrían considerarse unas “afortunadas”, ya que estaban dadas de alta y tenían un trabajo oficialmente reconocido. La situación general entre el colectivo profesional, sin embargo, no es así, ya que predomina el trabajo en negro y sin dar de alta, lo que ha llevado a muchas de estas trabajadoras del hogar a una situación límite: sin poder trabajar y, además, sin ningún tipo de ayuda económica.
Un subsidio por desempleo
La medida del Gobierno para que las empleadas de hogar gocen de un subsidio de desempleo no satisface a estas profesionales, ya que una amplia mayoría no ha podido ni podrá acceder a estas ayudas.
Este colectivo ha vivido siempre en un clima de precariedad perpetua, pese que los últimos años, sobre todo entre 2018 y 2019 se viera beneficiadas por el incremento de sus tarifas base, ahora vemos una situación que no presagia que vayan a mejorar sus condiciones generales.
En estos momento de pandemia, hay empleadas domésticas que han tramitado el subsidio por desempleo y lamentan que todo lo que han encontrado son trabas. En la mayoría de los casos, y por vía telemática, les han respondido que no tienen derecho a la prestación.
Esta situación ha dado lugar a estados de desánimo, preocupación y estrés entre este colectivo profesional de asistencia en el hogar el que que además de limpiadoras también concentra servicios de cuidado de personas. Unos profesional muy necesarios para atender a personas con dependencia.
Los pagadores, normalmente, son familias
Los trabajos de servicio doméstico normalmente son pagados por familias que no pueden abonar el salario mínimo interprofesional que marca la ley, lo que lleva generar una economía sumergida de difícil control y que expone a todas estas personas que trabajan por y para sus clientes, y que en muchas ocasiones viven en el propio domicilio de las personas a las que cuidan.
Según la normativa, el salario estipulado por ley es de 950 euros por una jornada completa y las horas sueltas deben pagarse a 7,40 euros. Las empleadas internas no pueden hacer más de 60 horas y deben cobrar 1.150 euros, ya que la ley contempla que un 33% del salario puede ser retribuido en especias.
Para mejorar la situación de estos profesionales, en el que como queremos remarcar predomina la presencia femenina, en los últimos años ha habido un importante esfuerzo de unión e información para defender sus derechos y tener más garantías a la hora de afrontar situaciones como la que estamos viviendo en estos momentos por el coronavirus.
Además, han nacido compañías especializadas que se encargan de ofrecer los servicios profesionales de asistencia doméstica a cada cliente, adaptando el profesional a las necesidades de cada familia o trabajo y dando de alta en todo momento a las trabajadoras. Con esta práctica, los empleados tienen la garantía de cotizar según lo mínimo estipulado por ley y tener acceso a los derechos que todo ello implica desde el punto de vista de la Seguridad Social.
Son iniciativas que poco a poco se van implantando en España y que los clientes empiezan a utilizar. Sin embargo, la situación de una inmensa mayoría de las empleadas del hogar se ha agravado por el coronavirus debido su situación administrativa irregular, lo que les genera desprotección y poder sufrir abusos en cuanto a condiciones y salarios.
Además, este colectivo también asegura sentirse excluido de la integración plena en el régimen general. El motivo es que, debido al carácter especial del empleo en el hogar, estas trabajadoras no creen que estén reconocidos para ellas derechos tan básicos como la protección de nuestra integridad y salud.