Cuando disfrutamos de la compañía de mascotas sociales como los perros, que necesitan estar en contacto con el exterior varias veces al día y a los que les encanta salir de casa para ir al parque o al campo, el riesgo de infección de parásitos crece exponencialmente.
Existen muchos tipos diferentes de ellos y cada uno tienen un efecto distinto en el animal, algunos pueden ser incluso potencialmente mortales, por lo que hay que vigilarlos y acudir al centro veterinario para conocer la gravedad y sus efectos.
Porque no sólo está en riesgo la salud del animal, si no de aquellas personas que viven con él. El riesgo de contagio de infecciones entre animales y humanos se llama zoonosis, siendo los niños los más vulnerables a ello porque están menos protegidos a nivel inmunológico. Por todo esto vamos a conocer a continuación los tipos de parásitos que existen en los perros y cuáles pueden transmitirse a los humanos.
Los tipos de parásitos en perros
Existen muchos tipos de parásitos diferentes y no todos son igual de peligrosos ni tienen los mismos efectos. Algunos de los más conocidos y comunes son las pulgas y las garrapatas, que no entrañan peligro ninguno, pasando por otros tan peligrosos como el gusano de corazón que sí que puede ser mortal para el animal.
Entre los parasitos intestinales en perros más comunes se encuentran aquellos que son gusanos redondos, tenias, estróngilos o gusanos redondos con gancho y gusanos látigo. Dependiendo del tipo de infección o de la cantidad, los efectos en el animal pueden ser desde vómitos a diarreas, pasando por la hinchazón de abdomen.
Si hablamos ahora de las zoonosis más comunes que se pueden contagiar a los humanos, se encuentran la dipilidiasis, borreliosis o enfermedad de Lyme, dirofilariosis, leishmaniosis, equinococosis o quiste hidatídico, toxocariosis, giardiasis o rickettsiosis. El contagio puede ocurrir, por ejemplo, en el caso de la toxocariosis, al ingerir accidentalmente huevos de gusanos redondos cuando el animal ha contaminado el entorno.
Cuándo hay que desparasitar a un perro
Ahora que hemos visto los tipos de parásitos que existen y lo peligrosos que pueden llegar a ser para el animal y para los humanos, vamos a comentar las soluciones que tenemos al alcance la mano para intentar evitar estos problemas.
En primer lugar, hay que desparasitar al perro y aunque existen muchas opciones para ello, no todas son igual de eficaces. La mayoría sólo ofrecen un tipo de protección: externa cuando se trata de pulgas o garrapatas, o interna, enfocada más a los gusanos. Lo ideal sería que se protegieran ambas zonas y por eso es mejor elegir una opción que incluya ambas.
La siguiente pregunta es, ¿cuándo se desparasita a un perro? La respuesta más óptima es mensualmente, ya que existen algunos parásitos cuyo ciclo de vida es de un mes y también deben estar protegidos contra éstos. Además, la desparasitación debe adaptarse a la mascota dependiendo de su edad o de su estado físico, ya que son características que pueden hacer que le afecten unos parásitos más que otros.
No existen excusas cuando se trata de cuidar la salud de una mascota y de la familia, por lo que no debemos olvidarnos nunca de mantener a todos siempre protegidos y estar atentos al más mínimo síntoma de que pueda haber algún problema.