¿Alguna vez has tenido molestias en la boca o en los dientes? Seguramente sí y si eres de los afortunados que han respondido negativamente, no cantes victoria. La gran mayoría de personas sufrimos de alguna dolencia bucal al menos una vez en nuestra vida, según los expertos en el sector. De ahí que visitar a nuestro dentista de forma periódica sea una buena y eficaz manera de combatir cualquier síntoma indicativo de alguna enfermedad.
Los odontólogos recomiendan ir a consulta cada seis meses, o lo que es lo mismo, unas dos veces cada año para realizarnos un chequeo dental. La importancia de acudir al dentista es directamente proporcional como la importancia que nuestra boca y nuestra higiene bucal tiene en el conjunto de nuestro cuerpo y sobretodo en la evitación de enfermedades o patologías que afecten directamente a nuestra salud. ¿A qué es debido esta fijación por esta parte del cuerpo? Debemos tener en cuenta que la boca es el órgano por el que ingerimos los alimentos, nuestra principal fuente de energía, por lo que su mantenimiento va a influenciar potencialmente en toda la cadena alimenticia.
Debemos tener conciencia de que nuestra obligación es mantener nuestra boca, encías y dientes limpios y saludables
Cuando acudimos a una revisión o consulta odontológica a nuestra clínica dental, el experto nos va a hacer un chequeo para revisar que todo está correcto y va a evaluar con seguridad en qué estado se encuentran tanto las encías como las demás partes de la boca buscando cualquier indicio de enfermedad o patología, como deficiencia vitamínica, sangrado de encías, sensibilidad en los dientes o incluso cáncer de boca – la enfermedad más grave relacionada con el sector bucal.
Pero un buen dentista no solo se fija en los aspectos internos de la zona bucal (boca, dientes, encía, lengua y garganta) sino que también debe examinar tanto la cara, como la mordida, la saliva y hasta el movimiento de las articulaciones temporomandibulares para corroborar que todo va según lo previsto.
Algo muy común en casi todos los individuos es la acumulación de placa y sarro en los dientes, debido no a la poca higiene, sino a la realización de una higiene incorrecta. Otros factores que también pueden afectar a la aparición de estos elementos son algunas comidas o bebidas y sobretodo el tabaco, que mancha los dientes y contribuye a la aparición de sarro que, a su vez, puede irritar el tejido causando enfermedades periodontales.
¿Cómo cepillarse los dientes de forma adecuada?
Cepillarse los dientes es una rutina que establecemos desde que somos pequeños. No obstante, que llevemos toda la vida haciéndolo no significa necesariamente que lo hagamos bien. Hacerlo incorrectamente puede generar en una mala higiene de nuestra zona bucal que puede causarnos malestar o dolor e incluso alguna enfermedad.
Aunque la gran mayoría de adultos dediquemos menos tiempo al lavado bucal, lo cierto es que para un correcto cepillado de dientes es necesario estar al menos 2 minutos ejecutando la labor. Los movimientos deberán ser cortos y suaves, prestando atención tanto a la línea de la encía como a los dientes de más difícil acceso, como los posteriores. Para hacerlo adecuadamente, es importante estar concentrado, porque pecamos de tener tan interiorizado el movimiento que normalmente no nos paramos a ver realmente qué estamos haciendo mientras nos cepillamos los dientes. Este orden sería recomendable:
– Primero, las superficies externas de los dientes superiores e inferiores.
– Segundo, las superficies internas de los dientes superiores e inferiores.
– Tercero, las superficies de masticación.
– Cuarto, cepillarse la lengua para tener un aliento más fresco.
Otro de los factores que afectan en nuestro cepillado son el tipo de cepillo y la pasta dental utilizada. En el primer caso, los profesionales coinciden en que los cepillos suaves son ideales para eliminar la placa y los restos alimenticios de los dientes. Los de cabeza pequeña también son recomendables por llegar mejor a cada una de las zonas de la cavidad bucal. El cepillo eléctrico también está catalogado como una buena alternativa, sobretodo para aquellos que ven limitada su destreza manual. De todos modos, no olvides que el cepillo debe cambiarse, como mínimo, cada 3 meses.
En relación a la pasta que utilizamos, la enorme oferta actual hace que existan opciones adaptadas y especializadas a cada tipo de boca, diente o encía. Dependiendo de cada caso será mejor una u otra, por lo que consultar a tu dentista será la mejor garantía para dar con la que más va a cubrir tus necesidades bucales.