El día 5 de febrero podría denominarse perfectamente como ‘El día del futbolista’, el día que jugadores de la talla de Neymar Jr. o Cristiano Ronaldo, así como el ex de la Juventus Carlos Tévez o el argentino y jugador del Inter de Milán, Rodrigo Palacio, cumplen años, conformando un selecto grupo de jugadores que nacieron el mismo día, aunque sean de diferentes generaciones.
El astro brasileño cumple 25 años y lo hace en su mejor momento de forma, dejando en el olvido las críticas recibidas por su mal bagaje de cara a gol (sigue siendo su cuenta pendiente esta temporada) y sus insuficientes actuaciones en comparación con sus dos compañeros de ataque. Es su cuarto año en Barcelona y ya lo ha ganado todo, aunque se le puede pedir más al extremo culé, sobre todo porque el futuro del club a corto plazo es que el brasileño se convierta en el jugador estrella.
¿Cambio generacional?
Messi, que este curso cumplirá 30 años, tiene cinco generaciones más que el brasileño y se insinúa que el trono en Can Barça será de Neymar hasta cuando Messi decida marcharse del Barcelona. Por ahora, y viendo la burocracia en la que se ha convertido la directiva azulgrana, la renovación del 10 sigue en stand by y aunque Bartomeu se haya empeñado a dejar claro que el deseo del club es que Leo siga, la realidad es bien distinta y se especula con una salida del argentino en 2018.
Si Neymar se encuentra en su mejor momento de la temporada, no puede decir lo mismo Cristiano Ronaldo, pese a ganar todos los trofeos individuales posibles en 2016, así como cuatro títulos —tres con el Real Madrid y uno con Portugal—, el luso no encuentra su mejor fútbol y ha sufrido hasta pitidos en el Bernabéu. No obstante, Ronaldo tiene buenos números en liga (12 tantos, solo superado por Messi y Suárez con 16) y busca con ganas conseguir su segunda liga como jugador blanco.
Con permiso de Messi, el denominado Día del futbolista muestra a dos jugadores que son presente, pero que miran hacia el futuro de diferente manera: mientras que Neymar está en un momento dulce y en poco tiempo, si nada cambia, se convertirá en el amo y señor de un Camp Nou que lo venera desde su llegada, Cristiano vive sus últimos años en Madrid a caballo entre el descanso y la delantera, más pendiente de los pitidos del Bernabéu que de hacer su fútbol, hecho que parece más cosa del pasado que del presente.