Tras la dura derrota del Sevilla ante el Atlético de Madrid por 2-5, la afición sevillista demostró una vez más de que pasta está hecha y que es capaz de estar en las buenas y en las malas.
A pesar de que algunas personas abandonaron el Ramón Sánchez Pizjuán ante la desastrosa imagen del equipo, nadie puede olvidar el encuentro anterior al del conjunto de SImeone. Frente al Manchester la imagen fue casi perfecta, faltó la salsa del fútbol, el gol, pero en los prolegómenos se vivió algo que es difícil de igualar en cualquier estadio del mundo.