El pasado día 1 de Febrero del 2017 se cumplían tres años del fallecimiento de Luis Aragonés Suárez, más conocido como el “Sabio de Hortaleza”.
“Don Luis”, como también le llamaban, nació un 28 de Julio de 1938 en el ahora desaparecido barrio de Hortaleza, y falleció a los 75 años de edad en la clínica Centro de Madrid víctima de una leucemia de la que nadie supo nada hasta el final.
Amante del fútbol como pocos, Aragonés fue, como se suele decir, monaguillo antes que fraile.
Jugó 17 años de manera profesional, desde 1957 hasta 1974, de los cuales los últimos 10 los pasó en el Atlético de Madrid, su equipo de toda la vida.
Aquí logró conquistar 3 Ligas Españolas y 2 Copas del Generalísimo, actuales Copas del Rey.
A partir de ese año, comenzó su carrera como entrenador. Pasó por innumerables equipos, Real Betis, Fútbol Club Barcelona, Valencia, Sevilla y por supuesto el Atlético de Madrid.
Con el equipo rojiblanco ganó 3 Copas del Rey, una Liga Española en 1977 (la única que logró ganar como entrenador), una Supercopa de España y sobre todo la Copa Intercontinental de 1974.
Pero más allá de los títulos logrados, Don Luis consiguió ganarse el respeto y admiración ya no solo de la hinchada colchonera, sino de todo un país.
El hombre que cambió nuestra historia
En el año 2004, cuando Luis Aragonés se hizo cargo de los mandos de la selección nacional de fútbol, ningún español lo sabíamos, pero ese año nuestra historia cambiaría para siempre.
Acababa de coger las riendas, no solo la persona que nos haría campeona de la Eurocopa de Austria y Suiza en 2008, 44 años después de la primera, sino aquella que además nos colocó la marca de “La Roja” y que apostó por los Iniesta, Silva, Xavi Hernández, Santi Cazorla, Fábregas, Senna. En definitiva, esos “locos bajitos”, que posteriormente tantas alegrías dieron al fútbol nacional y tanto asombro provocaron fuera de nuestras fronteras.
Pero como todo en la vida, los comienzos no fueron sencillos. El de Hortaleza, cogió los mandos de la selección sustituyendo a Iñaki Sáez después de que La Roja no hubiese conseguido pasar la fase de grupos de la Eurocopa del 2004 de Portugal.
En el 2005, en su primer acontecimiento al frente del combinado nacional, en la fase de clasificación del mundial de Alemania 2006, la selección tuvo que jugarse la repesca frente a Eslovaquia después de quedar en el grupo por detrás de Serbia y Montenegro.
[Sumario]Ya en el mundial, España cayó derrotada en octavos de final frente a la Francia de Zidane por 2-1. Aquel sería el último partido del que hasta entonces era capitán y líder de la selección, Raúl González.
Las críticas le llovieron desde todos los frentes, ya no solo por el rendimiento del equipo, sino por no volver a contar con Raúl.
A partir de aquí, lo que todos conocemos, llegó el año 2008 y la selección nacional logró pasar la barrera histórica de los cuartos de final frente a Italia en los penaltis y alzarse con el título.
Aragonés en estado puro
Como si del abuelo de Heidi se tratase, mimaba y regañaba a sus jugadores a partes iguales. Lo mismo le daba que fue un jugador de perfil bajo que una súper estrella mundial. Aragonés siempre sacaba su carácter a relucir y se enfrentaba a jugadores, periodistas e incluso presidentes.
Su forma de ser y su enorme experiencia en su dilatada trayectoria como entrenador dejaron para el recuerdo una gran cantidad de anécdotas.
El camerunés Samuel Eto’o, en su etapa como jugador del Mallorca, fue uno de los que lo vivieron en sus propias carnes. Éste, después de ser cambiado en un partido y de no tomárselo muy a bien, tuvo que sufrir la ira del Sabio cuando se fue hacia él y agarrándole por la camiseta le pidió explicaciones.
Peor lo pasó Romario en su etapa en el Valencia. El jugador brasileño llegaba como súper estrella al equipo ché y en uno de los entrenamientos tuvo que dar explicaciones por su bajo rendimiento. La secuencia terminó con un amago de cabezazo del jugador brasileño y su expulsión del entrenamiento.
Aunque lo que verdaderamente recordaremos siempre de Luis Aragonés, serán sus frases célebres como la de aquella rueda de prensa en la que resumió en fútbol como, “Y ganar, y ganar, y ganar, y volver a ganar, y ganar, y ganar, y ganar,”.
O aquella en la que “las finales no se juegan, se ganan”.
Sin duda alguna Luis no dejaba indiferente a nadie y lo demostró cuando a modo motivacional comparó durante un entrenamiento de la selección a José Antonio Reyes con Thierry Henry de la siguiente manera: “Usted es mejor que ese negro”.
Eso le valió al bueno de Aragonés la etiqueta de racista hasta que salió a aclarar el malentendido.