No se cumplió el viejo dicho de a entrenador nuevo victoria segura. El fútbol moderno no entiende de frases hechas. Al fútbol de laLiga le hace falta mucho más que un cambio de técnico para cambiar las dinámicas negativas. Lo primero es organizar una plantilla sostenible y equilibrada, y el Dépor. Lo segundo y tan importante como lo primera es tener crédito, fe, un estado de ánimo alto.
Es cierto que Seedorf apenas ha tenido 7 días para trabajar, y cuando un equipo está deprimido y superado por la situación, tan poco tiempo de margen no parece suficiente para levantar a un paciente crítico.
Con todo la propuesta sobre el tapiz sorprendió. Por parte de Seedorf, que se lanzó al ataque en el dibujo, como Setién que aprovechó el partido para dar la alternativa a jóvenes perlas con las mismas ideas de siempre. La ventaja para los de Setién es que llevan aprendidos los mecanismos desde el verano y es un equipo hecho. El Dépor va por la versión 3.0 y ninguna de las anteriores estaba bien definida.
Quizás sea por el rival, el Betis, y sobre todo su entrenador, al que le gusta jugar abierto y con un estilo más ofensivo que defensivo en todos los equipos en los que ha tenido la oportunidad de dirigir –Lugo, Las Palmas y Betis– lo que empujó a Clarence Seedorf a no ser menos valiente. Y de partida el Dépor salió a jugar con hombres de clara proyección de ataque y poco dados a mostrarse hábiles en tareas defensivas. En la primera alineación oficial del internacional holandés, sentó a hombres de peso y con internacionalidades a sus espaldas, como el defensa Schär, o el centrocampista Borges.
El esquema táctico de Seedorf fue un 4-2-3-1, que ha utilizado en sus efímeras experiencias como entrenador, como en su paso por el Milan. El Dépor se movió como un muelle en los primeros compases del partido. Es decir, replegado, tratando de estar cerrado y con el equipo muy junto cuando el Betis tenía el control del balón, y estirándose y expandiéndose como un chicle en el momento en que el Dépor se convertía en Señor del terreno de juego. En los principios de Seedorf figura la premisa de hacer más vertical el juego de sus equipos. Y eso trató de hacer, de alguna manera, su equipo. Intentó ser descarado, subir con rapidez y pisar área en el menor tiempo posible buscando la ocasión más propicia. No lo consiguió con gran eficacia, pero procuró cumplir las peticiones del técnico. Es de recibo recordar que Seedorf apenas lleva una semana en A Coruña, y tras dos entrenadores con esta plantilla, tampoco es para pedir peras al olmo si encima éste no está injertado. Tuvo también una dosis extra de agresividad, casi rozando la violencia, y al menos en varias acciones Bakkali, Andone y Luisinho se emplearon con demasiada dureza que el colegiado dejó pasar, elevando el listón de lo permisivo, para beneficio del equipo blanquiazul. Tanto es así, que la primera parte terminó con 13 faltas, algunas muy duras, del Dépor por ninguna de Betis. El partido acabó milagrosamente sólo con dos cartones amarillos.
Rubén fue el primer probar la humedad del césped en un tiro certero del Betis, tras un error defensivo clamoroso de Albentosa, y que propició la reprimenda del público al defensa local, situación que debió ayudar poco al jugador para el resto del partido. Cada vez que tocaba balón se oía música de viento en Riazor. Pese a que la ocasión era franca para los visitantes, Rubén atajó el peligro, aunque este realmente fue de bajo nivel intensivo. Pero lo hizo en dos tiempos. La respuesta del meta gallego evidencia que los nervios están a flor de piel y que la procesión corre por dentro. Tras varios graves errores técnicos del guardameta, como el que tuvo una semana antes en San Sebastián, el miedo es libre y la responsabilidad suprema.
Pero el que estuvo a punto de marcar, corría el minuto 9, fue Lucas que lleva semanas sin ver puerta. Y casi lo consigue tras un saque de córner. Le faltó flequillo para peinar el balón al fondo de la red, que previamente había botado con desmesurada fuerza de saque Bakkali. Precisamente, a continuación, Bakkali fue el protagonista de la jugada que estuvo más cerca de provocar el gol. En una jugada personal, el centrocampista envío un durísimo disparo a la puerta de Adán que se estrelló con violencia en el palo, a la izquierda del portero. Adán y el poste quedaron temblando, pero el marcador no se movió. De hecho, a esta hora, mientes leen la crónica el palo sigue trémulo con seguridad. A perro flaco… el gol se le negó al Dépor en dos acciones seguidas. Eso ya es gafe.
Las primeras malas noticias llegaron pronto al banco de Seedorf porque Fede Valverde al perseguir a su par sintió un pinchazo en el muslo y se tiró al suelo roto de dolor. Seedorf quería darle galones a Valverde para que comandase en el centro del campo. Borges salió al socorro de la situación, pero ya supuso el primer contratiempo en los planes de trabajo del técnico, entre otras cosas porque Borges y Valverde, técnicamente y tácticamente, se parecen como una uva a una castaña. Así pues, aunque el plan siguiese siendo el mismo, las piezas para cumplirlo ya no eran las mismas. El Dépor tuvo que tirar de parche.
En los saques de esquina es en donde los de Seedorf pudieron dar dos sustos al Betis. En el segundo que dispuso a su favor, el balón quedó mordido en el área, delante de la portería, entre un muro de piernas sin que nadie del Dépor encontrase hueco claro para un tiro goleador.
El Betis , más hecho, a pesar de tener a tres jugadores del filial sobre el césped, llegó con rapidez y trató de sorprender a la defensa herculina, pero el desacierto en la elección del pase o en el tiro evitaron que el marcador se moviese.
Pasada la media hora llegó el tercer córner para el Dépor. El interés que se había generado con los dos saques anteriores se diluyó, ya que en esta ocasión el balón salió excesivamente bombeado y sin ninguna opción de remate.
El juego duro del Dépor puso en bandeja una falta peligrosa para el Betis. A un par de metros de la semiluna. Rubén acertó con la trayectoria y atrapó el balón sin necesidad de alardes.
En el cuarto saque desde la esquina para los de Seedorf volvió a mascarse el gol. Pero el disparo se le encasquilló porque el balón le fue a media altura, golpeado en el vientre, y lejos de poder armar la bota. Se protestó acto seguido en un balón colgado en el área bética cayó de rebote en una mano de un defensor. Adrián pidió penalti, pero el árbitro no la concedió. Las nuevas normas y las manos en el área rompieron el sueño en la moviola de la jugada. Acertó el colegiado, según la ley de los nuevos mandamientos colegiales. En épocas pretéritas, hubiese sido penalti.
En el último minuto de la primera parte, Joaquín se desplazaba vertiginosamente con el balón al área de Rubén. Pero el línea levantó la bandera y el fuera de juego alivió el susto inicial del contragolpe, ya que el capitán bético, en plan Messi, tenía opciones para dar un pase letal. El Dépor llegó al descanso aliviado y con alguna sensación positiva, aunque escasa. La mejoría del cambio de entrenador tampoco se veía y el nuevo modelo de juego no estaba encontrando la fórmula mágica del gol.
En la segunda mitad, el Dépor salió con fuerza. Con los mismos principios que al inicio del partido. Verticalidad y rapidez ofensiva. Con Andone crecido. Pero como en la primera parte, el primero en probar la dureza del suelo volvió a ser Rubén un disparo desde fuera del área de Boudebouz.
Pidió el Betis un gol olímpico que no existió, pero sí subió al marcador pocos segundos más tarde tras una jugada al contragolpe de los béticos, que finalizó Loren con la aquiescencia de Albentosa, pasivo al corte de la asistencia del atacante zurdo de los sevillanos. El central valenciano pudo hacer más, mucho más. Loren aprovechó hábilmente la bicoca entre los dos centrales locales y Rubén, que aunque pudo tener más suerte de tener mejor colocado el pie para el rechace del balón que se le coló por debajo de las piernas, finalmente e cuero quedó atrapado dentro de la red.
Con el gol del Betis, el juego profundo que buscaba el Dépor se espesó. El físico, uno de los grandes problemas del equipo durante la temporada, acusó el esfuerzo de la hora disputada sin obtener el fruto deseado junto al peso de la derrota que comenzaba a sobrevenir achicó la fe del equipo local.
Rozaba el minuto 70 cuando Cartabia, que acaba de salir, refrescó y revolucionó el juego. Logró enviar un magnífico pase a Andone. El rumano, pese a estar ligeramente escorado a la derecha, conectó un extraordinario derechazo pleno de intención, pero, otra vez, la bicha se cruzó en la suerte errática del equipo. El balón volvió a sufrir la contundencia del palo, el segundo tiro al poste de los deportivistas del partido. Cuando Adán no estaba repuesto de la nueva ocasión, Cartabia remató el rechace, pero el guardameta pudo atrapar el cuero sin problema. Un minuto más tarde, el Dépor tuvo el premio de botar una falta peligrosa. Como la del Betis en la primera mitad, pero esta vez, casi encima de la semiluna. Adrián fue el encargado de ejecutarla, pero su intento se fue tan alta como su esperanza.
Aún tuvo una embestida el Dépor, conducida por Lucas, cuando pisando área y cerca de la línea de cal buscó la opción del pase de la muerte. Encontró una posición de remate envidiable su receptor, Borges, pero resbaló. El tico estaba encima del punto de penalti listo para romper la bola.
En el minuto 90, también tuvo el tico la suerte en sus botas al encontrarse un balón en el área visitante. Pero su disparo salió fuera. Un minuto más tarde, la también la encontró Andone, casi debajo de los palos de Adán, pero su disparo a puerta se fue tan alto como la luna.
El sueño del Dépor de obtener una victoria con el cambio de entrenador se fue al traste. El partido tampoco ofreció una esperada lluvia de goles, ante la teórica atrevida alineación ofensiva de Seedorf y el conocido estilo de Quique Setién. La derrota del Deportivo no fue un resultado justo porque el equipo coruñés fabricó sueños para levantar la moral de la tropa y de la afición, pero el peso de la derrota, por corta o injusta que sea, lleva a que el malestar siga presente. El pesimismo está instalado en la grada. Y a pesar de que el equipo trató de reinventarse, la afición necesita mucho más para creer y dar su confianza, por eso los jugadores acabaron abandonando el césped entre una bronca monumental, el abucheo sostenido, un mar de pañuelos en señal de desaprobación, el lucimiento de pancartas señalando culpables y gritos de “directiva dimisión”.
A Seedorf le queda mucho que sufrir y trabajo por delante para levantar el ánimo de un grupo desarmado por la crueldad de los resultados. Muy elegante Quique Setién, en rueda de prensa, señaló que no ve al Dépor tocando fondo y que si el técnico logra insuflar un nuevo estado de ánimo el punto de inflexión puede llegar. El problema es que tras el golpe del Betis en Riazor le sigue un durísimo Tourmalet. Jugar en Vitoria ante el equipo de Pitu Abelardo, que tras dos cambios de entrenador, el técnico asturiano sí ha inoculado la fe y el optimismo en un grupo que hace dos meses estaba muerto. La supervivencia del Dépor ahora parece estar curiosamente en Vitoria, esa palabra que al equipo coruñés se le resiste.
23ª Jornada de Liga
Estadio de Riazor
Deportivo de A Coruña – R. Betis
Titulares en el R. C. Deportivo. 13 Rubén; 2 Juanfran, 4 E. Bóveda, 6 R. Albentosa, 16 Luisinho; 14 Krohn-Dehli, 15 Adrián (capitán), 17 Fede Valverde, 18 Bakkali; 7 Kucas, 10 Andone
Suplentes: 25 Koval, 3 F. Navarro, 5 P. Mosquera, 8 Emre Polack, 9 Fede Cartabia, 22 Celso Borges, 24 Schär
Titulares en el R. Betis Balompié. 13 Adán; 5 Amat, 6 Fabián, 10 Boudebouz, 15 Bartra, 16 Loren, 17 Joaquín (capitán); 18 A. Guardado, 23 Mandi, 27, Francis G; 28 Junior
Suplentes: 2 Rafa N., 3 Javi García, 7 Sergio León, 8 Camarasa, 14 Durmisi, 20 Tello Herrera, 31 Pedro
Colegiado: Del Cerro Grande (colegio madrileño)
Goles: 0-1 Loren, minuto 54.
Tarjetas amarillas: Minuto 43, Bakkali. Minuto 63, Albentosa.
Tarjetas Rojas: No hubo.
Sustituciones: Minuto 18. Se retira Valverde (17) por lesión. Entra Borges (22) en su lugar. Se retiró Bakkali (18) y entró en su lugar Cartabia (9) en el minuto 61. Se restó Boudebouz (10) en el Betis y entró en su lugar Tello (20) en el minuto 63. Minuto 71, Se retiró Loren (16) y entró en su lugar Sergio León (7). Último cambio en el Deportivo. Salió Krohn-Dheli (14) y entro en su lugar Pedro Mosquera (5), minuto 75. Minuto 80, se retiró Guardado (18) y entró Javi García (3)