Su nombre es Mirka Vavrinec, tiene 38 años, también tenista hasta que tuvo retirarse por una lesión de rodilla en el año 2002. Madre de cuatro hijos con Roger Federer, el tenista más elegante de la ATP. En la final del Open de Australia la siempre distante y seria Mirka nos dejó ver todo lo que ha pasado estos años hasta volver a ver la sonrisa perfecta del que fuera número 1 indiscutible.
Conoció a Federer durante los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, y se casó el 11 de abril de 2009. Ambos tienen dos hijas gemelas, Myla Rose y Charlene Riva, nacidas en Suiza el 23 de julio de 2009, y dos hijos gemelos, Leo y Lenny, nacidos en 2014.
Los aficionados al tenis sabemos que nunca falla en un torneo, en cualquier país y ciudad del mundo. Seria, mucho. Muy distante en ocasiones, muy fría podríamos decir, como cuando el suizo derramaba lágrimas de impotencia ante la victoria una vez más de Nadal, y ella le miraba impertérrita tras una gafas oscuras como diciéndole… ‘Roger… ‘
En ese momento, año 2009, mismo escenario, todos nos sentimos más cerca del suizo. Incluso casi podríamos reprocharle a Rafa Nadal que hiciera llorar al suizo.
Pero en 2017, todo ha cambiado. Durante años hemos visto cómo Mirka ha pasado de un discreto segundo plano a ser amiga de Anna Wintour, la directora de Vogue USA. A codearse con el equipo creativo de Óscar de la Renta y ver como sus hijas lucían las nuevas colecciones antes de estar a la venta. Incluso estos días en Australia un jersey rosa ha llamado la atención del gran público. Un jersey de Gucci. Pero lo que más nos ha gustado a los que seguimos el circuito ATP es que, por fin, Mirka ha sonreído, ha abrazado, a besado a su marido. Ha soltado nervios y todos con ella. Igual este 2017 hasta vemos su sonrisa de felicidad. Lo que queda claro, es que la explosión de alegría del domingo muestra lo mucho que en el matrimonio Federer han sufrido hasta llegar hasta aquí. Enhorabuena.