Allá por mediados del pasado agosto, muy pocos hubieran sido capaces de vaticinar la situación en la que llegarían Real Madrid y Leganés a estas alturas de temporada. El sorteo de Copa ha deparado un atractivo duelo de cuartos de final que enfrentará al conjunto del Santiago Bernabéu frente a los pepineros, y lo cierto es que ambos clubes jamás se han encontrado en un estado de forma tan parejo. Dicho factor podría traducirse en una ligera esperanza a la que los aficionados de Butarque se aferran para hundir por completo el barco de Zinedine Zidane.
Las cosas no van según lo esperado en Concha Espina, el Real Madrid atraviesa uno de los peores momentos de toda su historia y las dudas en cuanto al rendimiento de ciertos jugadores y, en especial, sobre la continuidad de Zidane en el banquillo blanco no hacen más que empeorar la situación. Por suerte para Cristiano y los suyos, todavía les quedan dos salvavidas que podrían evitar el temido ‘año en blanco’: la Champions y la Copa del Rey.
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Teniendo en cuenta la exigencia que siempre ha singularizado a la competición más prestigiosa del planeta, la Copa de Europa, el Real Madrid no debería pasar demasiados apuros en su otra ‘particular misión’. Dos partidos de cuartos, otros dos de semifinales y una posible final separan a los de Zidane de levantar su primera Copa del Rey en cuatro años. Suena bastante sencillo dicho así, pero el complicado momento por el que pasan los vikingos y el pletórico estado de forma en el que llegan sus rivales a estos cuartos de final facilitan una hipotética sorpresa que podría significar el despido de Zidane.
Tal y como se ha mencionado previamente, no es que el Leganés esté jugando bien, si no que lo está haciendo mejor que nunca. Asier Garitano ha conseguido plasmar un estilo de juego con mucha personalidad que hasta ahora permite a los suyos ocupar una más que reconocible decimotercera posición (que podría ser séptima en caso de ganar su partido aplazado, precisamente contra el Real Madrid).
A pesar de llegar al duelo de mañana tras caer derrotados ante el Betis, los de Butarque han demostrado durante los últimos cinco meses que son capaces de plantar cara a prácticamente cualquier equipo y, casi sin lugar a duda, no le pondrán las cosas nada fáciles a un Real Madrid tocado pero no hundido.