Una vez más, el Real Madrid ha vuelto a hacer historia. El club blanco se impuso a Grêmio por 1-0 en la final del Mundial de Clubes, consiguiendo así su quinto título del año. Además de levantar el trofeo, los de Zinedine Zidane han logrado recuperar sensaciones tras un arranque de temporada ciertamente cuestionable, lo que hace que terminen el año de la mejor manera posible.
El pasado 3 de junio, los merengues consiguieron un registro histórico: ganar dos Champions de manera consecutiva. Ahora, algo más de seis meses después, han logrado igualar la hazaña al coronarse en el ‘Mundialito’ por segundo año consecutivo tras vencer a Grêmio en el partido por el título.
Tal y como ha ocurrido en las últimas finales disputadas por los de Concha Espina, Cristiano Ronaldo ha sido el hombre encargado de marcar la diferencia. En el minuto 54, Grêmio concedió una falta que provocó precisamente el recientemente nombrado Balón de Oro. El portugués sería el encargado de cobrar el libre directo y, tras disparar un misil que atravesó la barrera del conjunto brasileño, mandó el balón al fondo de las mallas, haciendo subir al marcador el gol que otorgaría el título de campeón al Real Madrid. Con ese tanto, Cristiano se convirtió en el máximo goleador del Mundial de Clubes gracias a sus siete dianas, igualando así a Pelé, que hizo lo mismo en la extinta Copa Intercontinental.
Liga, Champions, Supercopa de Europa, Supercopa de España y Mundial de Clubes. Teniendo en cuenta el reciente triunfo de los de Bernabéu en Abu Dabi, se podría afirmar que este ha sido uno de los mejores años en la historia del Real Madrid en cuanto a títulos conseguidos se refiere, ya que tan solo han dejado escapar la Copa del Rey.
El objetivo permanente está cada vez más cerca, y es que los de Chamartín han vuelto a demostrar que están capacitados para lograr el sextete. Puede que los resultados no hayan acompañado en la primera mitad de temporada, pero tal y como se ha podido observar hoy, los blancos no pierden finales, y sin lugar a duda este título habrá servido como inyección de moral para el equipo que ha conseguido coronarse por sexta vez como mejor club del planeta.
