Tres semanas después, el Real Betis volvía al Benito Villamarín para poner en el verde todo el fútbol que atesoran sus jugadores. Enfrente tenía al Valencia de Marcelino, de los equipos más prometedores de La Liga y que mejor fútbol practica. Aun así, Quique Setién pensaba manejar la situación a su manera y colocó un once competitivo. Con Guardado en el pivote —en sustitución del lesionado Javi García— y Sergio León en banda, haciendo de escudero de Sanabria, el Betis pretendía morder al rival desde el minuto primero. Sin embargo, la jugada no salió como se esperaba y acabó siendo un completo baile a favor de los visitantes.
Las claves
1ª. El estilo del Valencia obligaba al Betis a inventar huecos para ensanchar el campo, con pases entre líneas, regates de los mediocentros y extremos y pases en largo. En la primera etapa del partido, caracterizada por el dominio posesivo por parte del Betis, el Valencia cerraba muy bien sus líneas y poco a poco las abría para jugar más ofensivamente, aprovechado esto en ocasiones por el Betis para filtrar el balón. Tras el primer gol, el Betis se volvió muy blando en defensa y el Valencia creaba ocasiones con facilidad, acercándose al área local en muchísimas ocasiones.
2ª. Guardado fue el ancla del equipo. Para sacar el balón jugado desde la portería y/o defensa, se colocaba entre los centrales para dirigir la conducción del esférico. Sin embargo, no es Javi García, y que él se coloque como su sustituto posicional provocaba una clara desestabilización entre enganches y el propio mexicano. Por ende, el Valencia aprovechaba el espacio entre Guardado y el tándem Narváez-Fabián para presionar y jugar con rapidez.
3ª. El toque paciente en el centro del campo abría los espacios laterales entre los defensas del Valencia, aprovechado a veces con pases al hueco que dejaban a los delanteros solos ante el portero. Sin embargo, a veces se buscaba el contraataque con pases en largo hacia los delanteros, cuando se robaba el balón en campo propio. Esto hacía que el Valencia pudiera robar el esférico y salir así a la contra, buscando las cosquillas al Betis con galopadas por las bandas y el centro del campo. Los de Setién acabaron por tirar la toalla cuando veían no poder defender las contras, y el Valencia lo aprovechaba una y otra vez, anotando así un par de goles.
4ª. Los extremos del Valencia defendían muy cerrados, abriendo espacios cada vez más a los laterales y extremos del conjunto verdiblanco, algo que duró poco a favor de los locales y acabó perjudicándole a la hora de defender las contras ches, que salían lanzados al ataque mediante la conducción de uno de los dos extremos, mientras el otro se perfilaba cerca del área en busca de alguna buena situación de disparo.
5ª. El Betis falla en algo muy importante que es la defensa a balón parado. En el primer gol, a raíz de un córner bien botado por Parejo, remató libre de marca Geoffrey Kondogbia que solo tuvo que empujar la bola al fondo de las mallas. Los centrales buscaban a su par con lentitud y no había tiempo de reacción para tapar a los rivales que campaban libres por el área, a la espera del pase del centrador.
6ª. Guardado, además, se encontraba muy lejos de los otros dos mediocentros, Narváez y Fabián, lo que daba al Valencia la posibilidad de jugar en el mediocentro con suma facilidad. Kondogbia, un toro, campaba a sus anchas por dicha zona del campo, lo que hacía que las pérdidas de balón del Betis dejaran al conjunto de Setién en una clara minoría a la hora de defender las contras, lo que, tras el 0-1, proporcionó al Valencia muchas oportunidades de gol.
7ª. Ni los cambios sirvieron a Setién para despertar a sus jugadores, quienes jugaron desastrosamente en defensa. Mal cubiertos los valencianistas, un horrible planteamiento defensivo en las jugadas a balón parado y, por supuesto, desorientación total a la hora de defender las contras lanzadas hacia arriba por el Valencia. Solo Campbell, con su gol, revivió al equipo, que se volcó entonces sobre el campo del conjunto visitante.
8ª. El mismo Campbell fue el artífice de la revolución en el partido. Su entrada, a pesar de que el cambio de sistema no pareció mejorar el juego del equipo, dio pie a, tras el error de Parejo en la entrega a Neto, anotar el primero de los tres tantos béticos. Poco después, con una magnífica asistencia, regaló a Sanabria el segundo. Y en el tercero, sentó a Gayà con un tremendo recorte y colocó un centro que, una vez fue despejado por Garay, permitió a Tello poner el 3-4 en el marcador.
