Ayer tuvo lugar una rueda de prensa organizada por el CDB Clarinos de La Laguna, en la que tanto el presidente y padre del entrenador, Claudio García del Castillo, como el técnico Claudio García intervinieron con el objetivo de desmentir las declaraciones de las jugadoras Laura Chahrour, Sara Djassi, Kayla Woodward, Graciela Díaz, Natasa Mijatovic y Claudia Aponte.
Todas relataron sus respetivas experiencias en el club morado, coincidiendo en que fueron etapas duras y que el comportamiento del entrenador fue inadecuado.
En este contexto, Graciela Díaz ha respondido a la versión oficial de la entidad deportiva lagunera mediante un vídeo, enviado en exclusiva a Columna Cero para su difusión:
La pívot tinerfeña comienza de la siguiente forma:
«Querido presidente, quería preguntarle ¿dónde estaba usted el día que el entrenador me agarró y tiró del pelo? ¿Dónde estaba usted el día que Roberto Marrero (exvicepresidente del club) me llamó para pedirme disculpas de parte del club, cuando me pidió que volviera a los entrenamientos?
¿O dónde estaba usted cuando Claudio García me golpeaba la frente después de lamerse la mano de “broma” en los viajes? ¿O dónde estaba también cuando nos faltaba al respeto? ¿Cuándo, por última vez, vi a su hijo antes de la cuarentena porque jugamos contra él en la Liga Autonómica y en ese partido lo invitaron a abandonar el pabellón debido a sus formas?
Pero oiga, según usted, la gente que está hablando no está aquí. Y yo, ni hace un mes que dejé la isla. ¿Dónde estaba usted cuando su hijo entrenaba el Isla Tenerife y le ganábamos en la semifinal del Campeonato de Canarias Junior, en un partido donde no paró de repetir a sus jugadoras en gritos durante el tiempo muerto que me reventaran y que no cogiera los rebotes?
¿Dónde estaba usted cuando su hijo en los campamentos de veranos le daba golpes al quiosco cuando me negaba a hacer los test de resistencia porque estaba lesionada de la rodilla? ¿O cuando castigó a todo el campamento cuando me negué a hacerle caso? Porque yo, sinceramente, señor presidente nunca le vi. A lo mejor, aparte de mentirosa quiere dejarme como ciega también».
En esta misma línea, añade:
«Sí vi que Roberto Marrero venía a cada entrenamiento después del episodio del tirón de pelo, para comprobar que el entrenador no se pasara de rosca. Por cierto, según usted me pudo tocar el pelo, pero no agarrarme ni tirarme. No solo no estuvo allí, sino que afirma que pudo tocarme el pelo como si tuviera derecho a hacerlo.
Una prueba más de querer seguir normalizando algo que no es apropiado. Aquí tengo que puntualizar que no entiendo cómo si Claudio dice que sí me tocó el pelo pero que no llegó a más que eso, ¿por qué después de haber sido publicada mi carta abierta en Columna Cero he recibido un mensaje de Roberto Marrero que dice “Buenos días. Gracias por tus palabras en las declaraciones del Clarinos. Las valoro mucho, pues sabes que te queremos en casa. ¿Un beso”? A lo mejor también le parece una extraña coincidencia».
Díaz y García durante un partido. Detrás está Roberto Marrero (exvicepresidente del club) | Javier Fernández
Graciela Díaz sigue dedicando unas palabras al entrenador y al presidente:
«Querido extrenador, yo no estaba hablando con nadie. Tú habías parado el entrenamiento porque viste al segundo entrenador hablando con las lesionadas mientras explicabas. Y te enfadaste conmigo, de ahí, como dijo Claudia Aponte, todas se quedaron sorprendidas. ¿Por qué falté esa semana a entrenar? No recuerdo haber tenido fiebre ni haber estado enferma.
Y ya que nos ponemos a hablar señor presidente, no se olvide que usted tampoco estuvo ahí presente la temporada 2012/13 cuando su hijo Claudio fue mi segundo entrenador en el Tenerife Isla Única y no tuve ningún problema con él, quizás porque el club no era propiedad de su padre y no podía hacer lo que le apetecía sin tener que preocuparse de las consecuencias. O quizás porque no se le permitieron. No sé, a lo mejor esto también le parece una rara coincidencia.
Tengo que decirle que, en parte, envidio a su hijo. ¡Ojalá hubiera tenido yo un padre que me hubiera defendido con uñas, como ha tenido él! O, al menos, con el que poder tener una conversación para poder expresar lo que siento.
Una pena que el mío se fue cuando tenía tres años. Mi madre para lo único que tenía tiempo era para trabajar y sacarnos adelante. He tenido que aprender a defenderme sola a base de golpes, “bromas” y experiencias desagradables.
Quizás si en vez de Claudio hubiese sido Claudia y en vez de entrenador hubiese sido jugadora, hubiese sentido un mínimo de empatía para no atreverse a negar un testimonio que no ha vivido. O quizás no, y estoy hablando por hablar».
La jugadora prosigue:
«Siento decirle, señor presidente, que se sigue equivocando en cómo enfocar el tema. Nunca me he arrepentido de jugar para su club. De hecho, el 2 de agosto llegué a Holanda y sigo llevando el nombre del club con orgullo a cada país que vengo o juego. Siento decirle que no veo que se haya madurado o cambiado.
En ese verano Claudio García sabe perfectamente que fue él quien me mandó un WhatsApp diciéndome que quería quedar para tomar algo y sentarnos a hablar. Le dije que, si era por temas deportivos, debía hablar con mi agente. Fue mi agente el que me comunicó que el equipo Ciudad de La Laguna Tenerife, de Liga Femenina Endesa, me quería, pero no tenía presupuesto. Claudio me comentó que quizás podía ofrecerme otro trabajo.
Básicamente, pretendía que después de lo “bien” que me trató jugará para él gratis. Hace seis años, Graciela hubiera aceptado porque en Liga Femenina 1 se te abren muchas puertas. Pero mi orgullo tomó la decisión por mí y dijo que no».
Díaz también recuerda a las compañeras de trabajo que también han compartido sus vivencias en el club morado:
«Volviendo a las declaraciones de Claudio presidente, tengo que decir que no debería darse por hecho que pueda haber experiencias desagradables. Y si las hay, deben corregirse para avanzar. No se vende gravedad, se transmiten experiencias vividas.
Ya no es solo Sara Djassi, la portuguesa que estuvo en el Clarinos, la que lo pasó mal y quieren dejar como loca y mentirosa. O Kayla Woodward, que se fue a mitad de temporada porque desde el principio la hicieron sentir incómoda al no poder tener acceso al wifi para comunicarse con su familia.
O Laura Chahrour, que no tuvo un buen entendimiento con el entrenador. Lucía Méndez, que admite que las bromas no eran adecuadas. Natasa Mijatovic, que declara que el entrenador utilizaba un lenguaje inapropiado o Claudia Aponte que recuerda el día en el que me tiró de la coleta. Y las otras muchas jugadoras que no han hablado pero que, por desgracia, también han tenido esta experiencia.
Ahora no solo son ellas, también es Graciela, que no es extranjera, que era jugadora de cantera y que es de la isla. La gente la conoce desde que entrenaba en el Chapatal cada día y vendía rifas de los partidos de las mayores para poder pagarse los viajes de los Campeonatos de España.
Que soñaba con jugar en el primer equipo y que consiguió debutar como profesional en Liga Femenina 2 siendo junior el primer año, con jugadoras a las que iba a ver cuando era pequeña. Que ha jugado en cinco países diferentes y que ha sido entrenada por más de 20 entrenadores a lo largo de su vida y carrera profesional.
Y la única vez que tuvo problemas con uno fue en la temporada 2014/15. Si hubiera querido perjudicar, hubiera hablado mal del club y todavía no lo ha hecho. Sin embargo, ha compartido su experiencia personal y ha invitado a la misma persona que lo hizo pasar mal a pedir ayuda, al igual que ella en su momento tuvo que hacerlo. No te hace peor que los demás».
Para finalizar, reflexiona:
«¡Qué bonito hubiera sido que Claudio, tras la carta de Sara Djassi, hubiera hecho una rueda de prensa, hubiera aceptado sus errores y disculpado!
Hubiésemos visto la madurez, el cambio, el crecimiento del carácter del entrenador durante los últimos años. Y no del que el señor presidente habla en la entrevista a la radio Cope Tenerife, sino el de verdad. Desafortunadamente, el modus operandi sigue siendo el mismo: hablando mal y pronto, el hijo la caga y el padre lo tapa. Sin darse cuenta de que lo que tapa huele.
Concluyendo mi última aparición en las redes sociales y medios de comunicación respecto a este tema, quiero decir de todo corazón que esto no es una revancha de lo que ha ocurrido hace 6 años. Es una liberación de la mochila de culpa que llevo cargando mucho tiempo y de la que, por fin, me he dado cuenta que no me pertenece.
Nosotras no queremos ser recordadas como víctimas, queremos ser recordadas como supervivientes. El único objetivo de todo esto es evitar que jugadoras quieran terminar sus carreras deportivas o tengan el baloncesto como la peor experiencia de sus vidas, por no poner fin a comportamientos inadecuados.
Hemos luchado demasiado para conseguir llegar hasta donde hemos llegado como isla a nivel deportivo, como para encima permitirnos el lujo de que personas no quieran defender nuestros colores por cosas que están en nuestras manos cambiarlas.
Muchas gracias a todos por los mensajes, llamadas y haberme dado la oportunidad de expresarme, dicho lo que siento y haber escrito. Espero que lo que he hecho sirva de ayuda para crear el cambio y hacer la diferencia. Mientras tanto, seguiré haciendo lo que más me gusta: entrenar».
Graciela Díaz durante un partido con el Ciudad de los Adelantados | Cedida