Estaba confusa. Tan confusa que se sancionó a sí misma. De entre todas las sentencias que se podrían haber producido, más o menos acertadas o justas, esta es la más improductiva, porque de ella no se obtiene ninguna lectura aleccionadora o conclusión positiva. Con su sanción ‘low cost’ a Racing Point de 400€, 15 puntos en Constructores y un par de inútiles reprimendas, La FIA ha creado un área gris preocupante de cara al devenir de la Fórmula 1. A partir de ahora, un equipo puede plagiar, asumiendo una sanción, pero sin tener que cambiar su diseño, abriendo la posibilidad de que se burlen las reglas del diseño de las piezas. Multa y a otra cosa. La exclusión no se contemplaba, en tanto en cuanto se ha considerado un incumplimiento del reglamento deportivo en lugar del técnico, atenuante buscado con perspicacia para no complicarse mucho la vida con la sanción.
Los extrabajadores de Racing Point que filtraron la información archiconocida a su nuevo equipo, Renault, sobre los conductos de freno del coche rosa no han dado puntada sin hilo y, dada la inclusión de este elemento en el reglamento actual, la FIA se ha visto obligada a sancionar. Pero ojo, no se sanciona la copia, a la que Ross Brawn no ha dejado de restar importancia en las últimas semanas. Es el atajo financiero y en el calendario, que se ha llevado a cabo en el proceso de diseño, lo que motiva un veredicto en el que la FIA admite que Racing Point probablemente habría llegado al mismo diseño final mediante ingeniería inversa a partir, por ejemplo, de fotografías.
Ferrari es el otro motivo por el que la Federación Internacional se ha visto condicionada hacia este lado de la balanza. Aunque en Maranello no han querido ser protagonistas en esta guerra, sí se han alineado desde el principio del lado de Renault. Tenían motivos para pedir explicaciones. En su momento, sorprendió la tibieza con la que se actuó con un motor Ferrari que quedaba ilegalizado -y ahora vemos las consecuencias- pero en el que los secretos de tal artimaña quedaron sellados en un acuerdo tácito insólito por su nula transparencia y su oscurantismo, que salpica un aparentemente adulterado 2019. Sin embargo, con el tiempo hemos visto que la FIA puede ser aún más blanda y eso ha terminado por convertir aquel tejemaneje orquestado en febrero en un acuerdo severo. Ferrari sí se vio obligada a cambiar su diseño, Racing Point no. Ese es el fondo del asunto, y por ese motivo, esta sanción, con la que se aspiraba alcanzar una aparente reciprocidad no ha satisfecho ni mucho menos a un Mattia Binotto que puede reafirmar su convicción de que ha sido el Team Principal que más ha perdido en los despachos.
La decisión más salomónica de la historia no solo no ha contentado a todos, sino que tampoco ha servido para engañar a nadie. Los aliados siguen buscando aclaraciones. Si la FIA reduce el resultado de la copia al absurdo, Zak Brown y Claire Williams alzan la voz para asegurar que esos conductos de frenos no se podrían replicar con simples fotos, si la sentencia no enmascara que Racing Point pueda seguir usando esos mismos conductos que han sido sancionados ya está Cyril Abiteboul para amenazar con una apelación que ponga más contra las cuerdas esa “gran ventaja” hacia la que la FIA pretende mirar para otro lado. No nos engañemos. Las tomas de freno no son un elemento diferencial. Sí lo es el fondo del reglamento y su aplicación, sobre todo de cara a una temporada 2021 en la que las evoluciones estarán muy limitadas y esta decisión solo contribuirá a aumentar las dosis de picaresca. La sentencia solo sentencia a la FIA, que ha buscado el beneplácito común y ha encontrado la discordia colectiva y un problema más profundo que ya se le está yendo de las manos.