FC Barcelona y RCD Espanyol se enfrentaban en la tarde del miércoles en un nuevo derbi catalán marcado por el futuro de ambos conjuntos tras la finalización del partido. Una victoria culé certificaría el descenso perico en el estadio del máximo rival de la ciudad. Sin embargo, una victoria perica mantendría el último hilo de esperanza para los visitantes que complicaría aún más el título liguero para los azulgranas.
Lo que sí que no quería ninguno de ambos conjuntos sería el empate ya que supondría un mal resultado para ambos equipos que pondrían fin a la única esperanza por sus respectivos objetivos. El partido comenzó con un claro dominio local, pero conforme pasaban los minutos el partido se iba igualando e incluso la balanza se inclinaba a favor del conjunto visitante. Sin embargo los blanquiazules pese a las numerosas llegadas del cuadro culé, aprovechaban las contras para incomodar al rival, teniendo de esta manera las dos ocasiones más claras en una primera mitad, una de Adrián Embarba y la segunda de Raúl de Tomás que se estrelló en el poste de la portería defendida por Ter Stegen.
De esta manera se llegaría al descanso con un resultado que no contentaba a ninguno de los clubes. Por este motivo, los técnicos decidieron dar nuevas indicaciones en el descanso pero que le sirvió de poco, ya que apenas pasados diez minutos de la reanudación, Ansu Fati, en primer lugar, y Pol Lozano fueron expulsados con roja directa después de que el árbitro revisara la jugada en el VAR. Ambos jugadores fueron expulsados con una diferencia de tres puntos después de cometer una dura entrada a Calero y Gerard Piqué respectivamente, donde el colegiado Munuera Montero les mostró la tarjeta amarilla en primer lugar, pero tras la llamada del árbitro que se posicionaba en la sala VAR, revisó la jugada y mostró el camino de vestuario para ambos jugadores.
Dos equipos que jugaban con diez jugadores y que tenían que tirar de físico pese a la gran acumulación de partidos jugados, que al RCD Espanyol le fue más pesado tras el gol encajado por Luis Suárez a los cinco minutos de la expulsión de Pol Lozano. De esta manera los azulgranas marcarían el único gol del encuentro en un partido que a partir de entonces fue un monólogo culé, donde los pericos apenas tenían ocasiones claras de gol pero que lo intentaron hasta el último momento a la desesperada. Finalmente los pericos no lograron un gol que también hiciera daño a los locales en su lucha por la liga, y que tras la derrota consumarían su regreso a la categoría de plata veintiséis años después del último ascenso.
El FC Barcelona por su parte seguirá buscando un pinchazo madridista para seguir optando a ser campeón del campeonato a falta de cuatro partidos, mientras que el RCD Espanyol buscará no quedar colista de una categoría de la que se esperaba que fueran a dar un nivel superior al mostrado.