El fichaje de Mbappé y de Neymar han soliviantado a algunos organismos oficiales. Uno de ellos ha sido la Liga, a través de su máximo dirigente, Javier Tebas, y que ha emprendido el papel de defensor de los derechos de los clubes a los que representa. La UEFA, más tibia de inicio, también se ha mostrado preocupada por las acciones de posible fraude de alguno de sus asociados, como el PSG. Pero curiosamente, salvo el equipo más afectado por el clausulazo, el F. C. Barcelona, los clubes más potentes de Europa no han alzado su voz. Más bien han dado la callada por respuesta, o miran para otro lado, quizás porque son precisamente estos clubes los que se mueven en el alambicado mundo de los despachos en donde se tejen complicadas operaciones, cuyo fin es tratar de dar una aparente legalidad a lo que en realidad es una burla a las normas. En todo caso, a juicio de algunas voces autorizadas, una forma «grosera» de romper el mercado, como recientemente ha expresado el ex presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro.
Al respecto, la UEFA ha recordado en las últimas horas que es la encargada de “garantizar que los clubes que participan en nuestras competiciones sean tratados por igual». Lo ha dicho, en nombre de la máxima institución del fútbol europeo, Aleksander Ceferin en la Asamblea General de la Asociación Europea de Clubes (ECA).
La UEFA admite que tendrá que revisar sus reglas, modificar sus textos. Pero mientras la revisión de sus propias reglas, que no son capaces de blindar una competición financiera segura a la vista de los últimos acontecimientos, la UEFA se cura en salud con una declaración cortés y diplomática. «Estoy seguro de que los órganos independientes de la UEFA aplican estrictamente las reglas y de manera justa», dijo el nuevo presidente del fútbol europeo.
Que la legislación actual tiene agujeros es una evidencia, a juzgar por las propias palabras de Ceferin que no ha escapado a la polémica que se ha montado ante la operación de maquillaje pactada entre PSG y Mónaco para el fichaje de Mbappé, vía cesión con obligación de opción de compra a un año vista. El reconocimiento ha venido de la mano del presidente de la UEFA con un “aunque se deban hacer algunas modificaciones en el fair play financiero para borrar sus imperfecciones».
Que la UEFA está preocupada no es un hecho que se constata con palabras. También con acciones. No pasaron ni 24 horas del anuncio del fichaje de Mbappé y la UEFA ya había tomado la decisión de abrir una investigación. La Liga aplaudió la reacción. Y Tebas acompañó la aprobación con una durísima acusación sobre el club parisino. «Es un infractor habitual y ha estado violando el reglamento sobre el fair play financiero durante años», lanzó el dirigente. Una aseveración que se asienta sobre la base de una sanción que ha tenido que cumplir el PSG con un contrato firmado con Qatar que la UEFA ha reprobado. Tebas fue mucho más allá en sus acusaciones sobre el PSG. «Los fichajes son únicamente el resultado de años de dopaje financiero. Es un infractor habitual y ha estado violando el reglamento sobre el fair play financiero durante años», asegura el jefe de la patronal del fútbol español que sugiere a la UEFA que revise el historial completo de los fichajes porque «son únicamente el resultado de años de dopaje financiero del PSG».
El presidente de la Liga no se ha limitado a señalar sólo al PSG, también mete en el saco al equipo de Guardiola, el Manchester City. Asegura Tebas que ambos clubes –PSG y Manchester City– han recibido ayudas extra estatales. « Gracias a estas ayudas se distorsionan las competiciones europeas y crean una espiral inflacionista que perjudica irreparablemente a la industria del fútbol», apunta el dirigente y experto abogado del mundo del fútbol.
Estas palabras de una dureza extrema casan con las vertidas por el coruñés Augusto César Lendoiro que además acusa a los dirigentes de los clubes de fútbol europeo de no hacer nada por evitarlo a sabiendas de lo que está ocurriendo. En opinión de Augusto César Lendoiro ejemplos como los acaecidos con el PSG con los fichajes Neymar (22 millones de euros) y Mbappé (180 millones de euros) acabarán siendo «la estocada de muerte a la redacción actual de la norma europea que nació con el único fin de vigilar la pureza de la competición», aunque explica que si eso llega a suceder finalmente es porque «todos éramos conscientes que los clubs se hacían constantes trampas en ese solitario que, en versión celtibérica, se conoce como “Control Económico“, pero nadie se había atrevido a pegar con tanta fuerza la patada, nunca mejor dicho, al caldero de esos engaños». Por eso, Lendoiro apuntaba hace cinco días (ver comunicado completo) una rápida actuación de la UEFA a la que exige «una inmediata redacción, nueva y clara, que acabe, de una vez por todas, con ese fraude de ley que se esconde detrás de la “opción de compra obligatoria».
Tebas y Lendoiro se han vuelto a encontrar en la misma dirección en un asunto de primer orden y que está afectando a la imagen del fútbol europeo.
Lendoiro, por cierto, vivió en sus carnes el efecto del clausulazo, cuando el F. C. Barcelona se llevó a pocos días del comienzo de la Liga a una de sus mejores estrellas, Rivaldo, en el verano de 1997. Aquella estocada al Deportivo rompió el sueño de Lendoiro de poner sobre el terreno de juego de la Liga al rombo mágico del Palmeiras en la Liga española.
La sorprendente facilidad y capacidad para contratar del PSG, capaz de movilizar 402 millones de euros en dos jugadores, pone en juego la imagen del fútbol europeo. Ni siquiera Real Madrid o Manchester United, los dos clubes más poderosos del mundo, son capaces de montar operaciones de tal envergadura a pesar de la «facilidad» que tienen ambas entidades para generar amplios recursos económicos (merchandising, tienda oficial, acuerdos publicitarios suscritos directamente por el club y otros indirectos firmados por sus futbolistas). Son dos de los clubes más ricos del mundo. Pero ninguno de ellos ha mostrado tal músculo, pese a haber mostrado interés por el mismo jugador, Mbappé.
La UEFA ha recogido el testigo de las críticas recibidas en los últimos días, por eso, hoy, Aleksander Ceferin, ha reconocido que «está en juego la credibilidad de la UEFA y la del fútbol. Tenemos el deber de asegurar que se respeten las reglas en vigor. Nadie está por encima de la ley”, recalcó.
Con todo, Ceferin no ha querido echar por tierra el Fair Play Financiero de la UEFA. Aunque admite grietas en la norma, el primer mandatario europeo del fútbol cree que con estas mismas normas que están en vigor «el reglamento del fair es un gran éxito porque ha permitido a los clubes a reducir sus pérdidas y adoptar un modelo económico viable a largo plazo». Unas afirmaciones que Ceferin ha pronunciado, curiosamente, delante de representantes como añadió, Jean-Claude Blanc, delegado general del PSG, o el presidente del Olympique de Lyon, Jean-Michel Aulas.
La investigación está abierta. La comisión de la UEFA tendrá que escuchar a todas las partes. En unos meses sabremos cómo ataja la UEFA el dilema. Puede hacerlo con sanciones económicas, restringiendo la inscripción de jugadores en la Champions, u otras medidas más graves. Además, la reincidencia, en el caso podría del PSG puede ser mucho más costosa. Pero de momento, quien disfruta a Mbappé y a Neymar es la liga francesa y el PSG. La Liga, a cambio, ha pedido a una gran estrella, que, por cierto, ya había llegado al fútbol español con enorme polémica, y que aún está pendiente de aclaración ya que el actual presidente Josep María Bartomeu y el anterior, Sandro Rosell, podrían ir a la cárcel por delitos fiscales por su fichaje. Rosell reconoció que Neymar costó 57 millones de euros, mientras que otros informes aseguran que la operación habría ascendido a 83 o 95 millones de euros, con lo que el F. C. Barcelona habría dejado de pagar impuestos a Hacienda, además de no haber sido claro con el coste de la operación, que supondría falseo de cuentas y también una grave actuación que vuelve a poner en entre dicho la seguridad del Fair Play Financiero al que se obligan todos los clubes de Europa.